Mayra Martínez Pineda

Un 12 de febrero de 1947, con la publicación en el Diario Oficial de la Federación, de un decreto de adición al artículo 115, se estableció para las mujeres en México el participar como candidatas y como votantes: “En las elecciones municipales participarán las mujeres, en igualdad de condición que los varones, con el mismo derecho a votar y ser votadas…” Así quedó el primer antecedente, pero no fue hasta el 17 de octubre de 1953 en que el entonces presidente Ruiz Cortines promulgó reformas constitucionales para que las mexicanas pudieran hacer valer estos derechos, quedó constancia, pero fue hasta el 3 de julio de 1955 que se pudo para ellas, votar en una elección federal.

Me agobia pensar que mis abuelas y bisabuelas vivieron en un mundo muy distinto al mío, que no podríamos muchas concebir, pero que no fue más que una época oscura, machista, llena de vejaciones a los derechos humanos de las mujeres y con la pretensión de no escuchar su voz por considerarlas menores o incapaces para los asuntos propios del estado.

Hay que explicar siempre el origen del machismo, porque es un constructo cultural, una idea que emerge de la intención de establecer un orden de supremacía del género masculino ante el femenino, y no es más que un cúmulo de acciones discriminatorias, que no hay razón de mayor argumento, en lo general y para este caso, más que la idea de que la cosa pública, o la política, es un deber ser de los hombres.

Y aún con este derecho establecido por ley, fue hasta 1979 que por fin se eligió a una mujer como gobernadora, fue Colima el estado que renunció primero al pacto patriarcal ancestral, ese pacto que por siglos mantuvo a las mujeres sin valía, que incluso en las cortes virreinales, era prohibido que hablaran frente a autoridades, y debían caminar acompañadas de un hombre.

En Colima eligieron a Griselda Alvares como su gobernadora, le siguieron Beatriz Paredes en Tlaxcala, Dulce María Sauri en Yucatán, Rosario Robles como jefa de Gobierno del entonces Distrito Federal, Amalia García en Zacatecas, Ivonne Ortega en Yucatán, Claudia Pavlovich en Sonora y Claudia Sheinbaum en la ahora Ciudad de México. Todas ellas desde los años 90 hasta la actualidad.

En un comparativo de los hombres que han gobernado a las entidades, es realmente impactante la minoría que esto significa.

Pero no es absoluto en nuestro país este fenómeno, al mundo entero le ha costado salir de esa misoginia, que refleja la poca validez en la consideración del derecho a las personas a ser votadas o votar sin sesgos de discriminación por género, así como no deben existir por otros motivos, la edad, por ejemplo, que aún sigue siendo un factor a analizar sobre las mayorías de edades o las edades mínimas para ocupar cargos públicos.

En la última contienda electoral de 2021, México ha dado un giro impresionante, al tener el mayor número de gobernadoras en la historia en una misma elección, el tema de la paridad ha sido crucial, también para que en ayuntamientos y diputaciones se lograra el efecto, es la importancia de actuar con perspectiva de género, derivado de los acuerdos entre las autoridades electorales y las reformas constitucionales, si hay alguna duda de la necesidad de ello, les pido de favor releer el inicio de mi escrito.

Maru Campos en Chihuahua, Indira Vizcaíno en Colima, Lorena Cuéllar en Tlaxcala, Lady Sansores en Campeche, Marina del Pilar Ávila en Baja California y Evelyn Salgado en nuestro estado de Guerrero, son las gobernadoras que México tiene hoy, un gran avance en las agendas feministas, en el tema de los derechos políticos con perspectiva de derechos humanos, mujeres al poder para poder establecer el camino de la posibilidad real de llegar a la presidencia, por supuesto que hemos tenido candidatas, pero con ello viene también la otra cara de la moneda, la violencia política de género.

La pregunta expresa, ¿Cómo votan las mujeres? 48 millones de mexicanas conforman el 52 por ciento de una decisión electoral, hay más mujeres votantes que hombres, aunque no hay encuestas de salida que reflejen la intención del voto de las mexicanas en coincidencia, si hay una consecuencia demográfica en la posibilidad de incidencia. Los especialistas analizan que el comportamiento electoral de las mujeres tiene empatía con propuestas más liberales ofrecidas por las izquierdas, una tendencia desde los años 80´s en países desarrollados.

Dedicado a Alma Rosa Barragán, Ivonne Gallegos y Karla Enríquez Merlín, candidatas en la reciente jornada electoral; víctimas de feminicidio en la búsqueda de cumplir el sueño de TODAS.

Maestra en Prevención de violencia de género por la Universidad de Salamanca, España. Abogada feminista, activista, política y ex titular de Semujer Guerrero.