El iniciador
Sergio Lugo
Haití es un ejemplo de Revolución y de emancipación en América. Su historia ha sido borrada por el Imperialismo. Ahora que hay migrantes en México, debemos conocer su tesoro. Tuve la oportunidad de conversar con Wilson Charles Martial, un migrante de Haití que vive en México, ya está naturalizado, es de Izquierda y conoce bien la historia de su pueblo y del mío.
En 2004 salió de Haití después de un golpe de Estado a Arístide, me contó que su padre le mandaba dinero y lo tenía guardado en el banco, pero por la revuelta, no lo pudo retirarlo por varios días y padeció hambre.
Después emigró a República Dominicana, donde mejoró su situación económica, sin embargo, debido al racismo, perdió su trabajo que tenía que ver con el turismo. Luego, llegó a México, procedente de Guatemala, después estuvo unos seis meses en el refugio de migrantes del Padre Solalinde, en Oaxaca, con quien tiene una amistad. Del 2018 al 2021 durante el gobierno de Morena de Playa del Carmen, estuvo encargado de la Casa del Migrante.
Le pregunté qué significa Haití, me respondió “Tierra de montañas”, así le pusieron los Taínos, los indígenas que habitaban la isla, bautizada por Cristóbal Colón como “La Isla Española” en 1492, fue el primer lugar que pisó en América y esos indígenas fueron los primeros que conoció.
Recordemos que Colón fue un saqueador, y el primer tratante de esclavos llegado de América a Europa, además, un asesino, porque su gente exterminó a los Taínos (el otro gran grupo de indígenas eran los Caribes). Después, en términos generales, la isla quedó dividida por dos imperios: el español, del lado oriente, lo que hoy es República Dominica; y el occidente, gobernado por los franceses, lo que hoy es Haití, quienes trataban como animales a los esclavos negros llevados de África. Se vivía en un sistema de castas, que básicamente era de los amos blancos, contra los esclavos negros, quienes preferían huir a la selva y montañas para ser libres, a vivir subyugados en las plantaciones de azúcar.
Le pedí a Wilson que me hablara de Toussaint- L’Ouverture, a quien conozco, gracias al guitarrista Carlos Santana porque lanzó en 1971, una canción instrumental con ese título en su honor, donde las percusiones hacen magia.
Fue el precursor de la liberación de los haitianos, Wilson, me decía que como militar supo jugar con los franceses, británicos y españoles, para beneficio de los haitianos. Por cierto, L’Ouverture significa: “El iniciador” así le apodaron.
En 1793 proclamó: “He iniciado la venganza de mi raza. Quiero que la libertad y la igualdad reinen en Santo Domingo. Trabajo para que existan. Uníos, hermanos y luchad conmigo por la misma causa. Arrancad de raíz conmigo el árbol de la esclavitud”.
El 1 de enero de 1804 Jean-Jacques Dessalines proclamó la independencia de Haití. Fue el primer país de Iberoamérica en lograrlo. Mi entrevistado resaltó que en esa época cualquier esclavo que pisara Haití, se volvía libre. Desde hace décadas los estadunidenses provocan golpes de Estado y controlan la economía de Haití. Mi camarada está seguro que ese país puede desarrollarse si el gobierno norteamericano los dejaran producir sus alimentos. Hay minas de oro. Ve viable hacer negocios con México desde la península de Yucatán.
Hace algunos años, un legislador de EE.UU. declaró que en Haití, temblaba mucho porque no creían en Dios (el cristiano) y por el Vudú.
Los haitianos crearon el Créol (francés con lenguas africanas) para comunicarse en la revolución. El vudú fue una forma de resistencia. Durante la noche del 14 de agosto de 1789 en una ceremonia, en Bois Caiman, el esclavo Dutty Boukman proclamó: “El Dios del hombre blanco lo llama a cometer crímenes; nuestro Dios sólo pide obras buenas de nosotros. ¡Pero este Dios que es bueno ordena venganza! Él dirigirá nuestras manos. Él nos ayudará. Tiren la imagen del Dios de los blancos que tiene sed de nuestras lágrimas y escuchen a la voz de la libertad que habla en el corazón de todos nosotros”.