Resultados en el caso Ayotzinapa
Isidro Bautista Soriano
Es buena la disposición de diálogo expresada por el presidente López Obrador en relación con los estudiantes de la normal de Ayotzinapa, después del choque suscitado en la caseta de Palo Blanco.
Textualmente manifestó: “He dado la instrucción que los reciban, que haya diálogo”, aunque no dio detalles.
En forma implícita, refrendó su decisión de no ejercer un gobierno represor, que no le apostó al inicio de carpetas de investigación para ver qué tantos delitos imputa, a pesar de que confesó que los casos reincidentes en que han caído de toma de casetas era “una situación insoportable”.
Sin embargo, por cuanto a diálogo, como que ya estuvo bueno. Con Peña Nieto, los procuradores generales de su gobierno, en su momento, hablaron y hablaron hasta el cansancio.
¿Cuántas mesas de diálogo han sido instaladas y retiradas? ¿cuántas veces los normalistas y los padres de los 43 han ido y regresado? Tuvieron enfrente muchos meses a Tomás Zerón, el mismísimo al que AMLO apunta en el sentido de que sí sabe lo que pasó en septiembre de 2014 en Iguala, por ser el principal investigador de la PGR del presidente priísta, y hoy está en zona de confort en Israel, no obstante su calidad de prófugo.
Los normalistas y los padres de los 43 claman por que les digan dónde están sus hijos, a más de siete años de su desaparición, por la que hay hojas o fojas de carpetas de investigación con las que pueden llenarse varias bibliotecas. Acusados entran y salen de prisión, como en casa.
Con la llegada de López Obrador como presidente, fue creada la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia en el Caso Ayotzinapa, a cargo de Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación. Van tres años de haber sido constituida.
Y también en el sexenio que corre surgió dentro de la otrora PGR, hoy Fiscalía General de la República, la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el mismo caso.
No ha caído ningún pez gordo. El general Cienfuegos, cabeza de la Sedena durante los seis años de Peña Nieto, fue regresado de Estados Unidos a México de una prisión a casa, cuando los normalistas señalan con el índice a las fuerzas castrenses de Iguala de haber metido mano en la desaparición.
Por la forma en que le han dado trato al caso Ayotzinapa, en Guerrero parece más bien una película mejor que la de los capos de las drogas, en una serie que no se le ve final.
Ahora, ¿era necesario el dicho de que “hay gente dedicada a actividades ilícitas infiltrada en este movimiento”, y de la que “a lo mejor, ni ellos lo saben”, como parte de las acciones enfocadas a avanzar en la investigación? ¿no se da pie a que al rato por el lado de los normalistas, se reaccione no sólo con declaraciones sino con más acción de terror o suspenso?
Más que diálogo, más que buena voluntad, más que mesas, más que comisiones de la verdad o más que tolerancia a las tácticas de protesta, lo que se quiere son resultados, que se diga: “aquí están los cuerpos, vivos o muertos”, porque no hay peor pesadilla para un padre o madre que el hecho de no saber dónde está su hijo.
En el diálogo ofrecido ante el zipizape del viernes pasado, que mantuvo los pelos de punta, cabría reafirmar en los gobiernos de AMLO y de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda que es bienvenida la libertad de toda manifestación siempre que no afecte a terceros, como establece la ley, y que por lo tanto pueden transitar a pie o en vehículos sobre cualquier vía pública, sin reemplazar, por ejemplo, las casetas de cobro de peaje, porque al rato, cualquier persona o grupo querrá llenar forjas de billetes con el pretexto de ejercer ese derecho constitucional.
Y como dijo el presidente López Obrador, esto era “ya es una situación insoportable”. La gente ya desea apagar el televisor para cambiar de película, la cual parece tener el título de “corre y ve y dile”.
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