Las STEM y las mujeres
Mayra Martínez Pineda
¿Han oído hablar de Esther Lederberg? ¿saben que es microbióloga? O tal vez… ¿Rosalind Franklin, cristalógrafa de rayos X? ¿Lise Meitner, física nuclear? ¿Chien-Shiung Wu, física que logró contribuir en la creación de la bomba atómica? Seguramente no tan a menudo de lo que se habla de los hombres que consideraron ser autores de sus hallazgos, invisibilizándolas.
México es uno de los países donde las STEM, (término anglosajón para referirse a la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) tienen porcentajes muy bajos de mujeres dedicadas o formadas en ello. Educar a las niñas eliminando estereotipos para formar a mujeres en entornos más igualitarios sigue siendo un enorme reto, sobre todo si hay marginación y pobreza. Definitivamente son carreras que dan mejores oportunidades salariales y un lugar lejos de los cuidados y las carreras afines, para las mujeres puede acabar con la pobreza. El empoderamiento de las mujeres debe ser en lo social y en lo económico, pero desafortunadamente no existen programas de orientación vocacional que las incentive. De por si es costoso en general el acceso a este tipo de carreras, en particular, se invierte menos en la educación para las niñas, porque no hace mucho quitamos el lastre de esa ideas machistas de que las niñas no necesitaban estudiar si iban sólo a casarse y tener descendencia, y eran estigmatizadas las mujeres dedicadas a las STEM, competir con los hombres en conocimiento, sencillamente era juzgada como vulgar.
Los países desarrollados y con menos prejuicios han contribuido a que más mujeres se dediquen a las ciencias, pero ello no garantiza la existencia de sexismos a la hora de otorgarles reconocimiento, como sucedió a Sarah Gilber, científica que desarrolló la vacuna anti Covid para Astrazeneca, misma que tuvo que experimentar con sus propios hijos ante las resistencias de los hombres de su equipo, que se resistían a creer en los hallazgos de una mujer, según datan las crónicas de sus investigaciones.
Es importante entonces incidir, repensar que los planes y programas de estudios o las mismas políticas públicas incidan en un mayor reconocimiento para las niñas y las mujeres en torno a las ciencias, la capacidad no tiene género, es un tema arcaico pensar en que sólo los hombres lideran equipos y las mujeres están como auxiliares sin más; el acceso al empleo en igualdad de oportunidades fue la consigna en los 90, hoy buscamos romper los sexismos impuestos a los empleos, porque ahí siguen, dolosamente con etiquetas.
*Maestra en prevención de violencia de género por la Universidad de Salamanca, España