El que mucho habla, mucho yerra
Isidro Bautista Soriano
Los ayuntamientos de Guerrero parecen estar en parálisis, a casi medio año de haber iniciado su ejercicio constitucional, porque no se ve ninguna obra material siquiera comenzada.
Se la han pasado más en discursos, en abrazos, en poses protagónicas, como si aún estuvieran en campaña.
La alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, por ejemplo, comentó apenas en sus redes sociales: “Rincón de la Vía es la comunidad número 18 que hemos recorrido en los últimos 15 días, escuchando y atendiendo a nuestro pueblo. Esa es la ruta que seguiremos”.
En otra publicación señaló: “También visitamos Cajelitos, donde fuimos recibidos con la calidez que caracteriza a esta bonita localidad. Estos recorridos nos permiten conocer las verdaderas necesidades de la gente”.
Se supone que para “conocer las verdaderas necesidades de la gente” ya hicieron campaña, y que ahora deben sólo resolverlas.
Si observamos los últimos siete días, del martes 15 a este martes 21, su desplazamiento se limitó a dar un “saludo” a sus “paisanas de Chilpancingo en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, donde participan en una muestra gastronómica y artesanal”, organizada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos; a felicitar por su cumpleaños al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Raymundo Casarrubias, y a festejar el Día del Artesano.
También invitó al Movimiento por la Paz; asistió a la toma de posesión de la nueva directiva de la Cruz Roja; firmó un convenio de colaboración con la Profeco; conmemoró la expropiación petrolera; fue a ver cómo está el relleno sanitario; tuvo reunión para analizar el caso de los incendios forestales; dio el pésame a una diputada; recordó la vida de Benito Juárez; tomó protesta a niños como guardianes del agua, y se sumó (ayer martes) para montar guardia en honor del Benemérito de las Américas.
Pudiera ser probable que haya comenzado o dado continuidad a la ejecución de alguna o algunas obras materiales, ya sea de electrificación, de agua potable o de pavimentación de carretera o caminos, pero lo cierto es que a la vista de todos, en los cuatro puntos cardinales, se dejó observar en el uso de la palabra.
Juzque usted qué propósito en concreto hay en lo siguiente que subió a sus redes sociales en ese lapso: “Quienes integramos el Cabildo Plural del H. Ayuntamiento de Chilpancingo tuvimos una reunión de trabajo a fin de revisar temas de interés para las y los habitantes del municipio”. Se entiende que todas sus reuniones o acciones realizadas en su carácter de presidenta son del interés de su municipio. Nadie podría pensar que trata temas innecesarios, ni siquiera en su vida privada.
En el caso de Acapulco, la alcaldesa Abelina López, cuando brilla por sus ya célebres dichos, aparece en franco pleito con la que le antecedió en el puesto, la hoy magistrada Adela Román, como se le vio este martes 22.
En Iguala, el alcalde David Gama Pérez se ha enfocado a la organización y realización de la Feria de la Bandera desde hace varias semanas, a tal grado que se habría uno imaginado que ni pudo dormir en pensar en la posibilidad de no llevarla a cabo por la pandemia del coronavirus. Apareció con esa festividad como si fuera su foco de atención número uno.
Los señores presidentes municipales, si no tienen ninguna obra material por iniciar o continuar, calladitos se verían más bonitos.
Se entiende también que no hay obra material por hacer o continuar debido a la falta de recursos o al hecho de que están, de momento, fuera de su alcance, pero deberían tener más cuidado en cómo se proyectan. Es entonces indudable la frase bíblica: “el que mucho habla, mucho yerra; callar a tiempo es de sabios”.
Y ahí está el ejemplo de una alcaldesa que luego salió disculpándose por lo que dijo en pleno invierno al calor del sol, o de otra presidenta que atajó que no es obligación del Estado velar por la seguridad, y así aún hay más.
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