Sergio Lugo

El presidente López Obrador inauguró exitosamente el aeropuerto Felipe Ángeles, a pesar de los berrinches de la derecha.

AMLO se mostró en contra del aeropuerto en Texcoco, porque estaba encima de un lago, propuso ampliar la base militar de Santa Lucía, realizó una consulta al pueblo y la ganamos; ese lago, fue un símbolo para los mexicas y para el pueblo de Nezahualcóyotl.

El nuevo aeropuerto se encuentra en Zumpango, Estado de México. Va a despuntar el turismo entre esa zona y el estado de Hidalgo, por ejemplo, podrán visitar Tezontepec y probar su barbacoa de borrego; los balnearios; o ir la zona arqueológica de Tula, corazón de los toltecas; luego bajar a Teotihuacán y a San Martín, donde hay artesanías de obsidiana.

He vivido en Naucalpan y Atizapán, en el Estado de México, me consta que miles de personas se mueven diariamente de ese estado y de Hidalgo, a la CDMX. El nuevo aeropuerto va a descentralizar la movilidad y la cultura, a pesar del clasismo y centralismo de los blancos “defeños”, que criticaron que una señora vendiera tlayudas.

El aeropuerto está cargado de simbolismos, resalta su nombre en honor al militar humanista Felipe Ángeles, quien nunca confió en Porfirio Díaz; apoyó a Madero; cuando le dieron la orden de atacar a los zapatistas, los respetó en el campo de batalla; condenó el golpe militar de Huerta, por lo que se unió a Pancho Villa, su artillería en La División del Norte fue de las más mortíferas; la toma de Zacatecas es emblemática por la derrota del huertismo. Carranza por celos políticos, lo mandó fusilar en 1919.

Los periodistas Verónica Velasco y su esposo Epigmenio Ibarra, estrenaron el documental sobre el nuevo aeropuerto, Una obra del pueblo, donde resalta a los trabajadores como héroes de la construcción, también a los ingenieros y militares. Igualmente, recomiendo su documental Esto soy, del 2017, para ver la congruencia política de Beatriz Gutiérrez y AMLO.

El día de la inauguración del aeropuerto fue el 21 de marzo, natalicio de Benito Juárez en 1806, su esposa Margarita Maza, fue bautizada el 29 de marzo de 1826. Recomiendo el libro “La correspondencia entre Benito Juárez y Margarita Maza”, de Patricia Galeana. (Gobierno del DF, México, 2006).

La autora muestra el intercambio epistolar entre el matrimonio, lleno de amor, por ejemplo, cuando Margarita vive exiliada por tres años, en Estados Unidos, mientras Juárez con su presidencia errante en México, combate al ejército invasor del emperador Maximiliano de Habsburgo. Ella fue clave para cuidar de sus hijos, y resistir como su esposa; regresó a nuestro país hasta que fusilaron al austriaco en 1867.

En una carta de Margarita a Juárez, critica el fanatismo religioso católico de la tía y mamá de Matías Romero (representante de la República Mexicana en Estados Unidos): “La familia no piensa más que en confesarse y en ayunar, y hablar de jubileo, de indulgencias y una porción de beatitudes que yo me hago esfuerzos para creer y no puedo… Son muy cerradas creyendo que todos los protestantes se condenan y solo los fanáticos como ellas se van al cielo…”

Para mí, el triunfo del liberalismo fue liberar a la mujer del yugo de la casa y del marido, porque tuvieron más educación. Estoy seguro que una mujer no debe ser esclava de la cocina ni de la iglesia. Las mujeres deberían pasar más tiempo estudiando en las bibliotecas, y que en lugar de que les regalen una licuadora, mejor un libro.

Patricia Galeana lo explica: “La conquista española impuso el catolicismo sin tolerancia de ningún otro credo religioso… la imitación de la Virgen María fue el modelo a seguir para las mujeres… la función social de la mujer se limitó a la reproducción…”

La vida de las mujeres giraba en torno a la iglesia, por ello su participación en la Reforma fue menor; el triunfo del liberalismo permitió a las mujeres pasar de la instrucción religiosa a las escuelas laicas.

Margarita fue una republicana ya que compartió la ideología liberal y anticlerical con Juárez.