*Mayra Martínez Pineda

En las últimas elecciones del país los escenarios políticos cambiaron, y más allá de las lecturas partidistas, lo que hay que hacer visible es la participación de las mujeres.

Es un fenómeno que me agrada en demasía, y eso se lo debemos al feminismo.

En las recientes elecciones en el país, en las que principalmente se disputaron gubernaturas, que dicho sea de paso, bien valdría la pena homologar el periodo de elecciones para todo el país y realizar ese esfuerzo que en algún momento se tuvo, para reducir los tiempos de campaña de manera tal, que México logre iniciar gubernaturas al mismo tiempo, y en  mucho valdría la pena que los nuevos gobernantes no tengan que cerrar ejercicios fiscales de los salientes y con ello provocar un desequilibrio en las finanzas sanas, pero además en los tiempos de comprobación que la propia ley de fiscalización establece. Retomo entonces, que en las recientes elecciones el mapa político cambió, y es más visible la participación de las mujeres, aún cuando el tema de paridad  tiene detractores y que incluso ha sido incomprendido por muchas mujeres que se resisten a dejar el sesgo sexista, más inclinado a lo patriarcal aprendido, y sobre todo a decidirse a romper ese pacto patriarcal. Hablo de esta nueva ola entre los partidos políticos incluso, que ahora prefieren buscar a candidatas mujeres, y que además los estrategas políticos profesionales las prefieren también; estados de la república en los que nunca antes habían tenido candidatas a gubernaturas lo hicieron, los partidos las postularon e incluso lograron el objetivo de ser gobernadoras.

Estamos en una nueva era y se lo debemos a las mujeres feministas activistas, que nadie más se quiera colgar esta medalla. Esto debe ser razón de júbilo no sólo para las mujeres, sino para la población. México es uno de los países más machistas en el mundo y ahora prefiere votar por las mujeres, bien dicen que de la moda lo que te acomoda; pero no es una moda, sino un tema de derechos humanos que por fin alcanzó comprensión y empatía, ahora lo más delicado es ser vigilantes ante las mujeres que llegan al poder; no es sólo el hecho de ser mujeres, sino de la capacidad que tendrán para la gobernanza y garantizar la gobernabilidad primero y también estar pendientes de que no sean víctimas de violencia política por razones de género en el desempeño de las funciones.  Yo sigo desconfiando sobre todo de aquellos, que por décadas cerraron el paso a las mujeres y ahora por conveniencia resulta que están a favor, el peligro es latente con líderes en todos los partidos, antes en el poder, que acostumbraban a realizar sus acuerdos en cenas, en bares y en lugares que ellos mismos decían, no eran adecuados para las mujeres.

Veamos si realmente México ya dio el gran paso; que al menos en el mapa político están figurando, tenemos a mujeres gobernando, ¡lo impensable en otros tiempos! es más, aún escucho voces que dicen: México no está preparado para ser gobernado por una mujer; siempre que dicen eso, incluso en lo local, me pregunto, qué tipo de persona se requiere, cómo nos preparamos para ser gobernadas por hombres y en qué momento se focaliza esta gran diferencia; qué pretenden con esa frase.  Lo cierto es que ésto no va a ser un juego al azar; se escucha ya desde ahora decir que en ciertas localidades ya no va mujer, que toca hombre, porque las mujeres que han gobernado no lo han hecho bien, si ésta fuera una máxima, por qué razón cuando sólo gobernaban hombres y lo hacían mal, no cambiaron la moneda ¡para darle oportunidad a las mujeres!

La capacidad no tiene nada que ver con el género, ni tampoco los grandes retos a los que se enfrentan las mujeres al gobernar; el sexismo existe, no es sencillo. Pero se está dando un gran paso. Lo que creo es que las mujeres somos un poco más flexibles a la democracia, estar al frente de las responsabilidades les da más consciencia de cómo fue difícil llegar y pueden trabajar en la pluralidad política o al menos eso sería lo que se espera, lo que yo puedo decirle a las mujeres que llegan al poder, es que rompan el pacto patriarcal, que gobiernen junto a otras mujeres en la pluralidad política, y a las mujeres en general, que no sean Las principales detractoras de otra mujer que está en la política, sea del partido que fuere, aún cuando tienen que defender su ideología.

 A México le costó mucho llegar a este escenario político, y aún no hay mayoría de mujeres gobernando, sólo nueve y en la historia del país han sido quince, pero el país se está volviendo más igualitario.  ¡Que lleguen más mujeres es necesario! y parafraseando a Florentina Gómez Miranda: Si una mujer entra a la política, cambia  la mujer, si muchas mujeres entran, lo que cambia es la política.

*Maestra en prevención de violencia de género por la Universidad de Salamanca, España.