Mayra Martínez Pineda

Hoy dedico estas líneas a los hombres, a la población que no rebasa la tasa mayoritaria, pero sí los espacios más visibles, y que tienen la enorme posibilidad de revertir los efectos que históricamente ha tenido el machismo.

Basta con decir que estamos en tiempos muy interesantes en términos de cómo la humanidad va cambiando distintas concepciones, de cómo integrar modelos de convivencia, organización social, estructuras, sectores e instituciones.

Las personas nos hemos vuelto atemporales y en ello vamos consolidando más aprecio y tolerancia a otras personas por pensar y actuar distinto, porque nadie tiene la verdad absoluta. Partiendo de esto, hagamos un ejercicio de reflexión ¿quién es un hombre en esta década?

Porque si lo hubiéramos preguntado hace 50 años, la respuesta serían adjetivos que hoy ya no son admisibles o únicos de los hombres.

Cuando era adolescente, recuerdo caminar sola en una calle oscura y tan pronto sentí la presencia de alguien aceleré y ese alguien corrió para alcanzarme, ese sistema de alerta que el cerebro activa como parte de supervivencia es extraordinario, pero entonces me llamó por mi nombre, y me detuve con un respiro de tranquilidad, era un amigo, me preguntó por qué había reaccionado así. Le dije, no te identifiqué y porque eres hombre.

¡Qué duro, pero así es! Ese machismo asociado a la violencia comunitaria hacia nosotras nos hace pensar que cualquier hombre nos puede atacar. Y tampoco es cierto.

Sin embargo, hay una muy alta probabilidad y entonces es cuando pienso en la idea de poder también incidir para que los hombres hagan su parte en la responsabilidad de eliminar todas las formas de violencia hacia las mujeres y las niñas, porque cada día hay un hombre violentando a una, porque es la forma en la que le enseñaron a perpetuar su supuesta superioridad, el control que debe tener de la manada sobre mujeres y personas adultas mayores y personas menores.

Les hago una pregunta seria, todavía escuchan la frase de “el hombre de la casa”, si aún persiste en el medio de convivencia más cercano a ustedes, estamos en lo más arcaico del avance en el tema. Si hay palabras para los hijos como: “por fin tengo un príncipe”, minusvalorizando a las niñas, de verdad, no vamos así a lograr mayores avances.

Y ante estos panoramas, los hombres que hoy quieren ser hombres por elección ¿cómo son? ¿Cuál es su deber ser? Si ya algunos entendieron que el machismo mata. Así de fácil, que ya no vale acosar u hostigar, que ya no tienen mayoría en el pacto patriarcal, porque algunos ya entendieron que incluir a las mujeres no es ayuda, es obligación con perspectiva general de derechos humanos.

La prevención de la violencia de género debe tratarse principalmente con los generadores de violencia, si queremos erradicarla.

Por eso hoy les escribo a los hombres, dense la oportunidad de ser hombres, libres de estereotipos impuestos, igualitarios, no machistas, piensen en todas las oportunidades que tienen de serlo, mayor armonía con su pareja mujer, mayor paz mental, pues la carga machista es pesadita, mayor bienestar laboral con espacios seguros para las mujeres y para todos, mayor avance en un estado y país que le grita a las mujeres y las niñas, nada más por eso, por ser mujeres. Y también las mata.

Pd. 2 de cada 10 hombres de 50 años o más se resiste a cambiar actitudes machistas y de privilegio.

3 de cada 5 hombres de 10 años a 21, si está dispuesto. (Paimef Semujer Guerrero 2019).

La tarea es de ustedes hombres. Nosotras ya hicimos lo propio y levantamos la voz.

Maestra en prevención de violencia de género por la Universidad de Salamanca, España