Un poco de levadura leuda toda la masa
Isidro Bautista Soriano
El viernes pasado la gobernadora Evelyn Salgado Pineda llegó a los primeros ocho meses de desempeñar el cargo.
De entrada, ha pasado a la historia política como la primera gobernadora de Guerrero.
Muchísimos y, ¿por qué no decirlo?, muchísimas decían: “Guerrero no está para ser gobernado por una mujer. ¿Cómo, pues, una mujer? Guerrero ha sido macho, bronco, de guerrilla, de guerra sucia, con narcotráfico en todos sus costados, primer lugar nacional en amapola, y ahora con violencia nunca vista”.
Y ahí está: ya casi llega al primer año de gobierno, y llegará a más. Ocho meses se dicen fácil, pero en estos tiempos, y con un estado del país difícil, muy complicado, no cualquiera lo sortea.
¿Cuántos gobernadores de Guerrero no han podido terminar su sexenio?
Si en estados tranquilos han caído por incompetentes, pues entonces ¿en dónde estarían si se tratara de un Guerrero con brotes de movimientos subversivos y estallidos de protestas de diferentes organizaciones o grupos sociales, y todavía más: pobreza extrema?
Salgado Pineda ha sido de prueba superada. Ahí está la alcaldesa de Acapulco, Abelina López: ¿cuántos tropiezos ha tenido? ¿cuántos cambios ha hecho en su equipo de trabajo? Apenas este martes se dio a conocer otro en Capama.
La de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, por lo que se ve ha tenido más cuidado en sus movimientos. Se ha frenado la fama de ser la presidenta pachangas. La misma gobernadora reconoció su trabajo en un acto público de este lunes 18, ante su presencia.
En la ceremonia de su toma de posesión, el 15 de octubre de 2021, Salgado Pineda dijo que “estamos obligados y obligadas a no fallar”.
Dijo que “con la esperanza de la gente, escribimos una página que será imborrable en la historia de Guerrero”.
Aseguró: “Lo que hoy asumimos no es sólo un cambio de estafeta, sino que vamos a honrar y trabajar por la confianza de los guerrerenses”.
Para no fallar, como muchos gobernadores han hecho en unos cuántos meses o en todo su sexenio a Guerrero, no estaría por demás que Salgado Pineda, no sólo con motivo de su primer año de ejercicio constitucional sino en forma permanente, se sentara a hacer una evaluación con lupa por cada área de su administración.
Para no ir lejos, ¿quiénes o en dónde se ha cumplido la máxima de no mentir, de no robar y de no traicionar al pueblo? ¿habrá algunos que hagan como que trabajan o que se la lleven nadando como de a muertito?
El pueblo la llevó al poder, como llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador, harto de tanto gobernante y funcionarios mentirosos, ladrones y traidores de la patria. Su intención fue sacudírselos, sin el deseo mínimo de volverlos a tener.
Con su voto dijo que ya no quería ser engañado, ni saqueado, ni recibir el puñal por la espalda, más tratándose de un estado extremadamente pobre.
La gobernadora, para “honrar y trabajar por la confianza de los guerrerenses”, debe rodearse no sólo de un equipo leal sino que le entregue resultados, vamos que, por lo menos, supere al que sucedió en el cargo.
Miles y miles de años han transcurrido, y esta máxima sigue infalible: “Un poco de levadura leuda toda la masa”.
Ese ha sido el problema de gobernantes, aunque no hayan caído necesariamente del cargo: confiarse.
El pueblo se volcó con Fox en las urnas del 2000, y a los pocos meses vio cómo se fugó El Chapo Guzmán, y seis años después tropezó con la misma piedra, por Calderón, y hace más de dos años observa cómo cae su principal jefe policiaco involucrado en la delincuencia que hoy es la peor pesadilla de México.
El pueblo se confió por lo bonito que le hablaron, y ambos, los hoy ex presidentes, se mancharon por sus colaboradores.
Salgado Pineda no sólo tiene que cumplir sino hacer cumplir sus compromisos. Así, evaluados con lupa, y hasta repentinamente, habrá Evelyn por muchos años. Dicho con toda buena intención.