Consejeros populares
Sergio Lugo
El presidente López Obrador está promoviendo una reforma electoral a los legisladores. Una de sus propuestas es que los consejeros electorales y magistrados del Tribunal Electoral sean elegidos por el pueblo directamente; estoy de acuerdo.
En teoría, el Instituto Nacional Electoral (INE), y antes IFE, fueron creados para garantizar unas elecciones imparciales, todo estaba a cargo del gobierno federal, del PRI; el cual se caracterizó en hacer fraudes electorales.
A los partidos de izquierda les negaban su registro, le tenían miedo al PCM que después sería el PSUM y luego el PMS. Así como otros partidos proletarios, como el PMT y PRT. Ellos, hasta antes de la ley electoral de López Portillo (que auspició Reyes Heroles), presentaban a sus candidatos de manera simbólica, eran “ilegales” a la vista del gobierno.
En cambio, a la derecha, representada principalmente por el PAN siempre le dieron su registro, así como a partidos que legitimaban al PRI como el PPS, entre otros.
El fraude electoral emblemático del PRI es el de 1988 cuando impusieron a Carlos Salinas por el PRI, en lugar de Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del FDN. Manuel Bartlett era el secretario de Gobernación, y esa secretaría organizaba las elecciones, todos recuerdan cuando él manifestó que se “cayó el sistema”. Y quien calificaba, el Colegio Electoral, en teoría era la Cámara de Diputados, pero en realidad quien daba el “dedazo” era el presidente, en ese entonces Miguel de la Madrid.
Después se creó el IFE, pero a los consejeros los elegía justamente el gobierno a través de sus legisladores con la mayoría del PRI y PAN. Salvo excepciones, ha habido consejeros independientes. Otros, han sido de derecha como Alonso Lujambio; y Santiago Creel, hoy diputado del PAN. O Carmen Aristégui, en 1997, que ahora como periodista le ha dado más voz a la derecha.
Los presidentes del Consejo General del IFE –desde 1990 a 1996– eran los titulares de la Secretaría de Gobernación, todos ligados al PRI: Fernando Gutiérrez Barrios, que dirigió la policía política en la “guerra sucia”, donde mandaban torturar a la gente de izquierda. Otro, el ex gobernador de Chiapas, González Garrido, alias “Patrosimio” por su tozudez, cuando los zapatistas se levantaron en armas. O el ex procurador Jorge Carpizo, también ex rector de la UNAM, del grupo “de los rosas”, que querían privatizar a la universidad.
El director del IFE en 1990 fue Emilio Chuayffet, quien gobernaría el Estado de México, alias “la Daga árabe”. En 1993 fue Arturo Núñez, quien luego sería senador del PRD en 2006, y gobernador de Tabasco, hoy adversario de AMLO.
En el 2000, el consejero presidente José Wooldenberg Karakowsky le entregó el poder a Fox. Dicho funcionario pasó de ser de izquierda, a legitimar a la derecha. Su ex esposa trabajó con Zedillo.
El caso más sonado de fraude electoral panista fue en 2006 cuando Fox le arrebató el triunfo a AMLO e impuso a Calderón. El consejero presidente era Luis Carlos Ugalde. Recomiendo su libro Así lo viví, (Grijalbo, México, 2008); en donde narra que llegó a ser consejero gracias a Elba Esther Gordillo y los votos que le dio el PRI. Inconscientemente confirma el atraco. El Tribunal Electoral lo legitimó.
Actualmente quien está al frente del INE es Lorenzo Córdova, de origen español, quien tiene un salario de 364 mil pesos (Bruto). Su jefe de oficina gana $220 mil pesos. Su secretario particular $189 mil.
Su padre fue un intelectual comunista, pero Lorenzo se volvió fascista, al burlarse de la forma de hablar de los indígenas y de los padres de los 43 de Ayotzinapa. Avaló que le quitaran las candidaturas a Félix Salgado y a Ramírez Bedolla, por supuesta publicidad en Facebook. En cambio, en un audio, pudimos escuchar a Alito Moreno del PRI tratarlo como su “brother”. La derecha está refugiada en el INE dado que el PRI y PAN ya perdieron credibilidad.
Urge que el pueblo elija directamente a consejeros imparciales, en las universidades podríamos encontrarlos.