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Articulos El Guerrero 30 septiembre, 2022 (Comentarios desactivados) (247)

Los léperos

Sergio Lugo

El próximo 2 de octubre se cumplirán 54 años de la matanza de cientos de estudiantes en Tlatelolco, de parte del Ejército y paramilitares por órdenes del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, del PRI.

Al mismo tiempo, continúan las olas de mensajes clasistas, por parte de la derecha, en contra del gobierno federal, y seguidores de la 4T. Nos llaman nacos, léperos.

Como antecedente, en enero de 2019, Gabriel Quadri –hoy diputado federal del PAN– escribió en su red social: “Si México no tuviera que cargar con Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sería un país de desarrollo medio y potencia emergente…”

Además, ese legislador quiere repatriar los restos del dictador Porfirio Díaz, quien justamente mantuvo a México en la pobreza para favorecer a la aristocracia y alcurnia; y se avergonzaba de los léperos que vivían en la capital del país.

Ricardo Flores Magón nació el 16 de septiembre de 1873, en Eloxochitlán, Oaxaca. Él por medio de sus periódicos Regeneración y El hijo de El Ahuizote, denunció las atrocidades de su paisano Díaz Mori, eso fue el antecedente de la Revolución Mexicana.

Ese día, pero de 1810, con la arenga de Hidalgo, quienes lo siguieron y tomaron las armas fueron justamente los indígenas y campesinos, o sea, las clases paupérrimas. Recomiendo el libro Noticias biográficas de insurgentes apodados, de Elías Amador. (FCE. México, 2020). Ahí rescata a varios personajes olvidados que lucharon por nuestra independencia.

Menciona a mi paisana de Taxco, Manuela Medina (o Molina). Cita el Diario de expedición de Morelos de Oaxaca a Acapulco: “Capitana titulada por la Suprema Junta… Se ha hallado en 7 batallas y entusiasmada con el gran concepto que, a Morelos, han acarreado sus victorias, hizo viaje de más de 100 leguas por conocerlo, expresando después de lograrlo que ya moriría gustosa, aunque la despedazara una bomba de Acapulco”.

Ese día, pero de 1847, el ejército de Estados Unidos ya había invadido México, poco antes tomó la capital. Quienes defendieron nuestra soberanía nacional fueron los léperos: de Tepito, La Lagunilla, Peralvillo, y Tlatelolco, con piedras y palos atacaron a los gringos. Recomiendo el libro Sueñan las piedras, de Luis Fernando Granados. (Era; México).

En la plaza San Jacinto, San Ángel, de la CDMX, existe una placa sobre el Batallón de San Patricio, de mayoría irlandeses, que desertaron del ejército gringo y se unieron a los mexicanos.

Lilly Téllez, senadora hoy del PAN, en marzo escribió: “A su grupo de léperos los vamos a sacar del poder”, en referencia a AMLO y sus seguidores. Y hace unos días escribió otro texto clasista: “Ayer estuve en Monterrey, la tierra de la educación y el trabajo… crece el enojo ante los abusos y las leperadas de Morena…”

La actriz Laura Zapata, en un programa de Alazraki, se refirió como huevones (Eduardo Yáñez expresó algo similar), a los mexicanos que reciben una pensión del gobierno de AMLO. Su hermana Thalía fue novia de Alfredo Díaz Ordaz, hijo del ex presidente de México.

Durante el movimiento estudiantil de 1968, las clases medias y bajas apoyaron a los jóvenes en contra del gobierno del PRI. Estudiantes, profesores e intelectuales, fueron encarcelados en Lecumberri (construida por Porfirio Diaz). Como José Revueltas, quien escribió su experiencia en el libro El Apando, del cual Felipe Cazals hizo una película. El personaje que más me fascina es el preso lépero “El Carajo”, interpretado por José Carlos Ruiz.

Luis González de Alba, estudiante de la UNAM, fue detenido el 2 de octubre de 1968, y encarcelado en Lecumberri. Escribió su experiencia en el libro Los días y los años (Cal y arena; México). Se suicidó el mismo día de 2016.

“…Aquí llueve gris y persistente. El pasillo que comunica las celdas superiores está protegido por un techo inclinado. Desde el barandal, la crujía se ve abandonada… Todas las puertas están cerradas… Es como una ‘vecindad’: un cordel con ropa tendida… hasta la vida en común, los disgustos, los apodos, las pláticas…”