Libros en el Zócalo
Sergio Lugo
El 7 de octubre se inauguró la Feria del Libro en el Zócalo de la Ciudad de México, de parte de Paloma Sáinz, su esposo Paco Taibo II, Claudia Sheinbaum, y su tocaya Claudia Curiel de Icaza, secretaria de Cultura de la CDMX.
En su edición XXII se le rindió un homenaje a Rosario Ibarra de Piedra, con una carpa que lleva su nombre, estuvieron presentes las personalidades mencionadas, junto con Elena Poniatowska, quien, a sus 90 años, sigue lúcida. Igualmente, estuvo Rosario Piedra, hija de la homenajeada, y a su vez, titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Paloma Sáinz es promotora cultural, está detrás de toda la feria, muy gentil. En esa inauguración, la jefa de Gobierno de la CDMX contó su anécdota de cómo conoció a doña Rosario; Poniatowska leyó un texto sobre la luchadora social (por cierto, ya he escrito aquí que en su libro “Fuerte es el silencio”, menciona a Rosario y otras madres que hicieron huelga de hambre, afuera de la catedral metropolitana, en 1978). Al mismo tiempo, Rosario hija, leyó un artículo que escribió su mamá, dedicado a su hijo Jesús, desaparecido por Echeverría.
Nos obsequiaron el libro Elena Poniatowska, el cual es una selección de sus artículos en La Jornada, por parte de “La Brigada para leer en libertad”, de la cual Sáinz y Taibo II están al frente. Esto fue gracias a la Secretaría de Cultura de la CDMX que dirige Claudia Curiel.
Horacio Franco deleitó con su flauta, junto a dos músicos, uno con el clavecín y otro con percusiones indígenas. Fue un viaje sonoro cultural por Europa y México.
En 2015, mis compañeros de la APPG junto con los del Sindicato Minero de Taxco, le otorgaron la presea “Sentimientos del Pueblo”, a Poniatowska y a Taibo II, en Chilpancingo. Allá le regalé un brazalete de mariposa a Elena, que hizo mi papá artesano. Tres años después, ella me regaló su libro autografiado La noche de Tlatelolco (clásico sobre el movimiento estudiantil de 1968), y me lo envió hasta mi casa. La invité a Taxco, mi tierra, pero ella ya estaba perdiendo la vista.
Otro día, en la feria, Armando Bartra, presentó su librito Magón, un anarquista en la Revolución Mexicana, editado por el Fondo de Cultura Económica (que dirige Taibo II), el cual es una pequeña biografía sobre el periodista, que cuenta, sobre todo, su periplo antes de la gesta armada.
Más tarde, el mismo autor, pero en otro foro llamado justamente “Flores Magón”, presentó otro libro titulado La Revolución magonista, el cual es una cronología narrativa, que abarca principalmente desde 1904 cuando se tuvo que exiliar a Estados Unidos, hasta 1922, cuando murió (o lo mataron), en una prisión de ese país. Comparte la autoría con Jacinto Barrera. Fue editado por “La brigada para leer en libertad”, también se regaló, gracias a la Secretaría de Cultura capitalina. Este texto es muy completo para adentrarnos al pensamiento magonista.
Gerardo Fernández Noroña presentó el libro El lawfare: Golpes de Estado en nombre de la ley, de la autora española Arantxa Tirado, quien estudió en la UNAM. Regalaron el libro, gracias al diputado, pero no fue suficiente para la multitud.
Alicia de los Ríos y el escritor Fritz Gloeckner (recomiendo su libro Memoria roja, sobre las guerrillas), hijos de padres desaparecidos por el gobierno del PRI, disertaron sobre la “guerra de baja intensidad”, cuando Díaz Ordaz y Echeverría mataban a los de izquierda.
Jenaro Villamil y Fabrizio Mejía explicaron sobre las “noticias falsas” de la derecha, y el libelo de chismes llamado El señor del cash. Los moneros El Fisgón, Hernández, y Helio Flores hicieron sus diabluras.
“Rosario Ibarra, desde 1974 había iniciado su peregrinar buscando a su muchacho Jesús… desaparecido a los 21 años… Ella se vino a la Ciudad de México porque le dijeron que habían visto a Chucho en el Campo Militar número 1, muy golpeado… acusado de guerrillero… nunca fue juzgado, nunca logró verlo su madre, simplemente desapareció”: Poniatowska, en el libro mencionado.