Corre a las colinas
Sergio Lugo
El 12 de octubre, se conmemoró el Día de la Resistencia Indígena, aunque para los blancos colonialistas se celebra el Día de la Raza, o el Descubrimiento de América. Debemos reivindicar a los pueblos originarios de América.
Existe un pensamiento neoliberal y colonialista que manipula la historia, nos hacen ver que Europa era culta, y los indígenas eran bárbaros (basta ver lo contrario con la época medieval), por ello, consideran que los españoles vinieron a civilizar a los pueblos que vivían en el continente americano, cuando llegó Cristóbal Colón, dicen que “nos descubrió”.
Ocultan lo sanguinarios que fueron los acompañantes de Colón, él inició la esclavitud, cuando se llevó a unos indígenas a Europa, la historia de Haití, está plagada de eso, después padecieron la esclavitud con los africanos traídos de su continente (algo similar ocurrió en las Costas de Guerrero, Oaxaca; y en Veracruz). Por eso es menester rescatar y enaltecer también a la tercera raíz: la negra (en el buen sentido).
Uno de los principales representantes de los afrodescendientes es Vicente Guerrero, nacido en Tixtla, quien también tenía sangre indígena, por eso varios políticos lo han tratado de olvidar de la historia, o minimizar su papel, en la consumación de la Independencia (el 27 de septiembre de 1821, entró el Ejército Trigarante a la Ciudad de México, y al día siguiente, se firmó el Acta de Independencia), al mismo tiempo, a quien ponen arriba de él es a Agustín de Iturbide, representante de los realistas, que en pocas palabras eran los blancos que querían seguir con sus privilegios, en la recién nación independizada (lo mismo que el alto clero de la iglesia católica).
En el folleto titulado Vicente Guerrero, de las autoras Perla Chinchilla y Martha Patricia Zamora, (editado por la Cámara de Diputados federal, México, 2021), explican el papel de Vicente Guerrero: “1816…el movimiento se fragmentó en pequeños grupos al mando de jefes locales, que mantuvieron la rebelión a través del estilo guerrillero de combate. Guerrero se convirtió en uno de estos jefes… Logró varios triunfos sobre los realistas entre 1818 y 1819… fue uno de los pocos jefes que mantuvo vivo el fuego…”. Yo sugiero que la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, y el presidente López Obrador deberían hacer una campaña masiva sobre el papel del insurgente, incluso, una película sobre él, como sucedió con Hidalgo y Morelos.
Por su parte, Cristina Gómez Álvarez, en su libro El alto clero poblano y la revolución de Independencia 1808–1821 (editado por la Cámara de Diputados federal, México, 2020), explica que los historiadores neoliberales han querido quitarle la palabra Revolución a la lucha de Independencia, para minimizar el esfuerzo de los mexicanos, y enaltecer solamente el aporte de España y Europa, con sus ideas libertarias.
Sobre el papel de la iglesia católica, que yo considero oportunista, porque primero se opuso a la Independencia, y después, por conveniencia, la apoyó, la autora escribe: “El Plan de Iguala contenía tres artículos centrales: la conservación de la religión católica; la Independencia bajo la forma de monarquía; y la unión entre americanos y europeos… Respecto a la iglesia, el plan daba plena satisfacción a sus pretensiones, puesto que garantizaba la conservación de su situación de privilegios dentro de la sociedad…”
Por otro lado, recomiendo la película Cabeza de Vaca, del director mexicano Nicolás Echevarría, basada en el libro Naufragios, del conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca, quien naufragó en Florida en 1527, recorrió el sur de Estados Unidos y norte de México, interactuando con los indígenas que se encontró.
En septiembre pasado, la banda de heavy metal Iron Maiden, una de mis preferidas, tocó en México. Recomiendo su canción “Corre a las colinas”, sobre los indígenas americanos conquistados por los ingleses; y su álbum “El libro de las almas”, inspirado en la cultura de los mayas.