Con Evelyn, cero cochupos
Isidro Bautista Soriano
Este lunes 28, la gobernadora Evelyn Salgado Pineda dio un paso más hacia adelante con la presentación de la Política Estatal Anticorrupción, en un acto en el que señaló que “la bandera de este gobierno es el combate directo a la madre de todos los males, que es la corrupción”.
Por esa bandera, este pueblo históricamente pobre y marginado la llevó al cargo con su voto, como lo hizo con López Obrador para ponerlo en el Palacio Nacional.
Una vez más definió la corrupción como la madre de todos los males. Lo señaló en campaña, y este lunes lo reiteró.
El pueblo de Guerrero espera, no duda, vamos, que en cualquier momento pase de los dichos a los hechos, y que agarre parejo; que le haga justicia como no lo ha visto en estos últimos lustros; que responda a su clamor de ser gobernado con la mayor honestidad posible.
Dijo que “hoy no hay funcionarias ni funcionarios intocables, pues todas y todos tenemos la misma obligación de rendir cuentas con transparencia y honestidad”, por lo que la sociedad tiene confianza en que la escoba barrerá con aquellos ex servidores públicos que la deban para que la paguen, pero también, como ella misma lo indicó, con los que ocupan actualmente el cargo, si dan lugar a ello.
Aseguró que con ella “se acabaron los derroches, el influyentismo, cuentas de viajes y de hoteles, notas de restaurantes o comidas”, y reconoció que “el pueblo todo lo ve, y es quien califica el trabajo de los funcionarios y de sus gobiernos”.
Y en efecto, el pueblo verá el combate en los hechos, porque ha sido invariable la frase célebre de que hay de todo en la viña del Señor, antes y después, o aquí y allá. Por coludirse con el crimen organizado, han caído detenidos lo mismo priístas que de todos los partidos.
Manifestó que “la corrupción ha costado décadas de violencia, décadas de rezago, porque los recursos no llegaban a donde tenían que llegar, décadas de injusticias, porque se vivía un régimen de impunidad”.
En los tiempos de José Francisco Ruiz Massieu como gobernador, un alcalde en funciones, de su mismo partido político, el PRI, fue apresado por presuntos actos de corrupción, y la gente por poco sale a la calle para aplaudirle, sorprendida diciéndose: ¿¡Cómo es posible: un presidente encarcelado!?
Y hubo, también en aquella época, otro alcalde al que le exigieron regresar al pueblo lo robado.
AMLO puso tras las rejas a una secretaria de Estado de Peña Nieto, que al cabo de cuatro años está de regreso en casa. Salinas le echó el guante a Joaquín Hernández La Quina, poderoso líder petrolero, y Zedillo, al mismísimo Raúl Salinas de Gortari.
Acciones o hechos son lo que cuentan para el pueblo, como lo dijo este lunes la gobernadora Salgado Pineda: el pueblo todo lo ve.
Ella misma delineó que se debe “ser congruente con lo que pensamos y hacemos”, y que “nada de robar poquito o mucho”. El que toma para sí, aunque sea un peso ya robó.
El señor Jorge Peto Calderón merece ser considerado inocente hasta que se le demuestre lo contrario ante los señalamientos surgidos, incluso de quien lo sucede ahora en el cargo de secretario de Agricultura, Alejandro Zepeda Castorena, y en las curules del Congreso local. La ley le da oportunidad de hacer las solventaciones procedentes para echarlos abajo.
La gente verá (válgase la expresión), con sus propios ojos que con la gobernadora Salgado Pineda se acabaron los cochupos, se acabaron los arreglos en los MP, y se acabaron las notas de consumo alteradas y los vales de gasolina para uso doméstico. Y así habrá gobernadora para rato, y 4T para otro sexenio.