Isidro Bautista Soriano

Ya se percibe más efervescencia, en particular en Guerrero, por la elección presidencial, y aunque en política (se ha dicho incesantemente), nada está escrito o es estar como en la rueda de la fortuna, Morena ha sido y es la aplanadora del país con López Obrador al frente.

Decimos que nada está escrito por un ejemplo hoy visto: ¿habrá alguien que se haya imaginado a Ricardo Mejía pasar de subsecretario de Seguridad, con la bandera de Morena, al PT en busca del cargo de gobernador de Coahuila?

Él esperaba serlo por Morena, y más porque aparecía de cuerpo entero en el aparador de la mañanera, presentado por el mismo AMLO, pero rompió con éste, y ahora va ir contra Morena por ese puesto.

Esa efervescencia, como en las carreras de caballos, se da a veces comiéndose las uñas, por pensar en el riesgo de que tropiece el más veloz, o de plano que este mismo la gane en menor tiempo de lo previsto.

¿Alguien se imaginó que el INE le quitaría a Félix Salgado Macedonio la candidatura de gobernador a pesar de que iba en caballo de hacienda? El fruto de su fuerza política contribuyó al triunfo de la hoy gobernadora Evelyn Salgado Pineda.

La mayoría de los mexicanos, y por supuesto de los guerrerenses, tiene el chip bien puesto de que sólo hay actualmente cuatro jinetes ganadores, los de Morena: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal.

Y efervescentes, muchos ya se preguntan seguramente qué podría pasar con las tres restantes, cuando una, una sola corcholata tenga que ser finalmente seleccionada, y en concreto con Ebrard, al que se le considera, incluso en Guerrero, como el de tú a tú con Claudia.

Algunos se han de preguntar si le ocurriría lo mismo que a Mejía, o que si se le sumaría; que si respetaría el resultado de la encuesta. A diferencia de Mejía, el secretario de Relaciones Exteriores es percibido con cierta estatura política, que en el caso de Guerrero se nota en el creciente número de activistas.

De momento, priístas, panistas y perredistas están a la expectativa, esperándolo para cacharlo, ya que en sus filas no hay nadie todavía al nivel de los morenistas.

¿Cuántos se imaginaron a Ángel Aguirre Rivero como seguro candidato a gobernador del PRI en el proceso electoral 2010-2011? No lo fue ni por ser indudablemente el más posicionado no sólo de ese partido, sino de todos los demás, pues lo demostró al ganar por PRD, PT y hoy Movimiento Ciudadano.

¿Alguien se lo imaginó afiliado en el PRD? Unos meses antes había estado en la misma mesa con el presidente Peña Nieto en su fiesta de cumpleaños en Taxco el Viejo, como si recibiera su respaldo para la candidatura, y al término del encuentro, la prensa le preguntó que si se iría del PRI en caso de no ser su candidato, y respondió que nunca lo haría.

Ni él mismo incluso se habrá imaginado el hecho de no terminar su sexenio a causa de lo que todo mundo sabe.

Es larga la lista de casos en los que un activo de determinado partido político es convertido por otro como candidato.

Se preguntan por el lado de los partidos que quieren ir en la alianza en 2024: ¿se rebelará Ebrard o se disciplinará? El mismo Cuauhtémoc Cárdenas prefirió quedarse sentando en lugar de sumarse a Mexicolectivo.

Y si se toma un ejemplo de lejos, sorpresivamente Gabriel Boric, de 35 años, se convirtió en el presidente más joven de Chile, y en Brasil Lula da Silva tumbó a Bolsonaro de la silla presidencial.

En 2006 Manuel Añorve alcanzó la victoria por la presidencia municipal de Acapulco ante Luis Walton y Gloria Sierra.

Y otra: ¿en qué podrían influir Edomex y Coahuila si gana uno u otro partido la elección ya casi en puerta de gobernador?