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Articulos El Guerrero 9 marzo, 2023 (Comentarios desactivados) (143)

La agenda de congresistas

Mayra Martínez Pineda

Si ahora mismo saliera las calles y preguntara quién es la persona que les representa en los Congresos locales y federales, les aseguro que dos de 10 personas me podrán responder bien, la mayoría no lo sabe, y lo que es peor, no les importa, sobre todo si no tienen relación o gusto por la política. El fenómeno del abstencionismo que aparece en las contiendas electorales, no es más que la cotidianidad de la mayoría de las personas, alejadas, sin confianza en los partidos políticos; y si se trata de personas con altos niveles de marginación y de pobreza, se agudiza.

El abstencionismo electoral es un factor de riesgo para las democracias, se proponen desde los órganos electorales erradicarlo de a poco, pero parece imposible la tarea. ¿Qué lo origina? El rechazo a un sistema político, la falta de confianza en los representantes que ya conoce o el desinterés aunado a las pocas opciones que pueda tener para participar en la vida pública. El abstencionismo en sí mismo es un mensaje al sistema político. Ahora también es cierto que ni siquiera las personas que son electas como representantes de los distritos electorales saben cuál es su función, van a las contiendas, las ganan o son electas como plurinominales y no hay, en muchos de los casos, idea de lo que habrán de desarrollar, no llevaron temas o causas a legislar, se asumen como gestores o donadores encareciendo la política aún más, así es, encareciéndola, porque se vuelve una lucha sobre quién da más apoyos desde las llamadas precampañas, el dinero en efectivo o en especie, es la carta de presentación con la que se asume que podrán ser electas las personas a ser legisladoras, pero no hay propuestas legislativas, el aspirante ni siquiera las lleva y el pueblo, menos las exige.

De acuerdo con nuestra Carta Magna, las principales funciones de quienes integran los Congresos son: crear y aprobar leyes; revisan, modifican y aprueban el presupuesto del gobierno. Son prácticamente una especie de control y contrapeso al Poder Ejecutivo; vigilan la implementación de las políticas públicas y la correcta aplicación de los recursos públicos.

También les compete designar funcionarios que el Ejecutivo pueda proponer, así como revocar mandatos. Trabajan en comisiones y establecen temas prioritarios para la agenda legislativa al subir a la tribuna y exponerlos, pero no cualquier tema, sino aquellos que afecten a las personas a las que representan o les mejoren la calidad de vida.

Cuando hay desconocimiento del tema, vemos a diputados y diputadas invadiendo las esferas de responsabilidad de otras autoridades, o lo que es peor, confundiendo a la ciudadanía con las responsabilidades y competencias, y no quiero decir que deben limitarse sino acostumbrar a un pueblo a ser más exigente con lo que es su función, porque hay legislaturas muy pobres a la hora de los resultados y personas que se enriquecen con la necesidad de un pueblo que se acostumbró a la dádiva.