Norma Otilia, dominio propio
Isidro Bautista Soriano
En asuntos de política muchas veces conviene más quedarse callado, como ocurre incluso en los casos ventilados ante la autoridad judicial.
Hay ocasiones en que uno definitivamente no puede guardar silencio, por ser de mecha corta o contencioso, o de plano soberbio; o sea, que cree tener siempre la razón, diga lo que diga, o haga lo que haga.
Ya al paso de los días o de los años, después de un proceso de autoanálisis o de lucidez plena, reconoce que en algo estuvo mal la actitud asumida.
Lo digo por la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández Martínez, en torno al caso de las siete personas encontradas sin vida el sábado pasado en el barrio de San Mateo de la ciudad de Chilpancingo.
En una de las cartulinas recogidas entre los restos decía:
“Saludos presidenta: Norma Otilia sigo esperando el segundo desayuno que me prometiste después que veniste a buscarme con cariño tu amigo”.
Y aunque seguramente se hizo todo lo posible por que dicha leyenda no trascendiera, en menos de un día comenzó a circular por las redes sociales, de manera que ha sido del conocimiento público dentro y fuera del estado de Guerrero.
Hasta donde se recuerda, es la primera ocasión en que el nombre de la presidenta municipal aparece en narco mensaje, como nunca antes en Chilpancingo, con sus antecesores.
¿Era necesario responder como lo hizo? Dos días después recurrió al caso, y en su acostumbrada conferencia de prensa de los lunes.
Políticamente, vamos sólo bajo la esfera política, ¿le convino abordar el tema? ¿le convino lo que respondió?
Pudo haber dicho: es un asunto que está en manos de la autoridad ministerial, como lo establece la ley, y el gobierno municipal es respetuoso de la ley, y de ninguna entorpecerá las investigaciones, pues es respetuoso de las instituciones.
Expresó, mire usted, su disposición de que se le investigue, y acuñó la frase de que el que nada debe nada teme, por la cual de inmediato se soltó, como era de esperarse, la pregunta de que por qué entonces no asistió al pendón de la feria de Santa Anita de Mochitlán.
Y se han agregado otras preguntas obvias en las redes sociales por lo que se atrevió a contestar: ¿Cuándo acudirá a Petaquillas o a Tepechicotlán, como cuando ha recorrido el andador Zapata o el mercado Baltasar R. Leyva Mancilla de Chilpancingo, aunque sea sin inaugurar obras?
El mismo presidente López Obrador ha optado por reservarse el derecho de contestar. Así lo hizo, por ejemplo, a mediados de noviembre del año anterior cuando se le preguntó acerca del asesinato de un periodista ocurrido en Tamaulipas, y la agresión de otra en Jalisco, y no pasó nada.
Hubo otra ocasión en su mañanera, en que a AMLO alguien, con uso de micrófono, le dijo: “si hubiera democracia, no se reservarían lugares para unos reporteros (…) todos tendríamos derecho una vez a la semana de hablar; pero no, porque usted prefiere las alabanzas”, y él prefirió no contestar. Y no pasó a más.
Si bien es cierto que los periodistas tienen el derecho de preguntar, el entrevistado tiene también derecho de no contestar, por su propia voluntad.
Es difícil muchas veces controlar las emociones o pensar y actuar con la cabeza fría, y a eso se le llama tener dominio propio.
Nadie le puede quitar a Norma Otilia que es una gobernante activa, y que el cargo se lo ganó a pulso; que nadie se lo regaló. Se preparó, y supo conquistar el voto en colonias y comunidades, y que tiene mucho por delante, pero… dominio propio, presidenta, y saber escuchar, aunque no le guste, para seguir de frente, como lo ha hecho.