Inevitable, el proceso de aspirantes de Morena hacia el 2024
Ginés Sánchez
No pocas críticas suscita el mecanismo, ya en plena marcha, para elegir al coordinador de los Comités Pro Defensa de la Cuarta Transformación hacia el interior de la fuerza política dominante en México en la actualidad, y es que, si bien pudiera el mismo considerarse como actos anticipados de campaña, resulta un proceso inevitable en cualquier democracia, en el caso de México, históricamente cada seis años; el que el proceso se lleve a cabo de manera abierta y transparente, así sea con uno que otro eufemismo con el claro fin de no atropellar las leyes electorales vigentes, es lo indicado, al evitar la hipocresía de tantos procesos anteriores, donde los golpes bajos se hacían desde los cargos públicos aún ocupados por los aspirantes (o “suspirantes”) a la silla presidencial, mismos que causaban tensiones que llevaron hasta el límite de un magnicidio en el fatídico 1994, el del ya por entonces candidato a la Presidencia por el PRI, y virtual presidente electo, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
La máxima de “el que se mueve no sale en la foto” se aplicaba a rajatabla, pero lejos de prácticas democráticas del todo, sino con la finalidad de esperar el designio del gran elector, es decir, el dedo presidencial, método en el cual los aspirantes, lejos de trabajar para el electorado lo hacían para ganarse, a costa de lo que fuese, la simpatía y a la postre el último y gran favor presidencial.
Con el virtual adelantamiento del proceso de selección se evitan golpes bajos y velados, tensiones innecesarias y por ende, posibles fracturas al interior, no sólo del partido en el poder, sino del gobierno mismo; además de que se cae en cierta paradoja de, al tiempo de si en cierta forma llevar a cabo actos que pudiesen interpretarse como campañas poco fuera de tiempo, el prohibirlos implicaría la violación de derechos fundamentales para cualquier ciudadano, como el de reunión y organización, el de libre tránsito, el de expresión y para los partidos políticos, como entes de interés público, de autogestión y organización hacia el interior de la vida pública, siempre vigorosa, de los mismos.
O sea que, puesto todo sobre una balanza, bienvenido sea el proceso que vive el partido político y movimiento social Morena, que con reglas claras busca desde ya, el cuadro idóneo para contender por suceder al hoy presidente Andrés Manuel López Obrador.