Sí se pudo, con Evelyn
Isidro Bautista Soriano
El diálogo fue la clave de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda para restablecer el orden tras cuatro días del clima de zozobra percibido principalmente en Chilpancingo.
Dio muestra, una vez más, de que es preferible ser tolerante cuando se tiene verdaderamente toda la actitud para resolver problemas.
Dio muestra de que no siempre la aplicación de la ley es la solución, como cuando ocurría que con el uso excesivo de la fuerza era desalojada la autopista, con el argumento de que con su bloqueo se afectaban los derechos de terceros.
¿Cuántos muertos, heridos o encarcelados fueron el saldo de toletazos y hasta tiroteos para despejar el aforo vehicular? Y eso lo sabe perfectamente el hoy senador Félix Salgado Macedonio.
¿Cuántas familias quedaban enlutadas hace más de treinta años con el desalojo de palacios municipales, calles o avenidas, y cuántos líderes sociales tras las rejas, con el pretexto de que la ley es la ley, y de que ésta debe respetarse y hacerse respetar para preservar el orden público?
En una acción de exceso de autoridad, varias tanquetas del Ejército circularon desde la capital del país a la ciudad de Chilpancingo, en aquel entonces, en tono amenazante.
Es una prueba de fuego más superada por Salgado Pineda en sus casi dos primeros años de gestión, en los que habría de subrayar la ecuanimidad a la que recurrió Ludwig Marcial Reynoso Núñez, secretario general de Gobierno, para demostrarse como el brazo derecho en la búsqueda de la mejor solución.
Si bien es cierto que finalmente sólo se cumple con el deber, tiene que reconocérsele que no es cosa fácil sentarse a platicar como lo hizo con unas cien personas que habrían participado en los disturbios, que aterrorizaron sobre todo a Chilpancingo, y a las que cierto número de espectadores vinculó de inmediato con la delincuencia, como los señaló la secretaria de Seguridad del gobierno federal, Rosa Icela Rodríguez. “También se tiene conocimiento de que había mucha gente obligada a manifestarse”, declaró la funcionaria este martes durante la conferencia de prensa matutina del presidente López Obrador.
Aunque secuestraron o privaron de su libertad a trece servidores públicos, entre ellos guardias nacionales, e irrumpieron en las sedes de los poderes Legislativo y Ejecutivo, en el proceso de diálogo no hubo derramamiento de sangre ni represión.
Qué valor de Reynoso Núñez en la mesa de negociación: sentarse entre la columna de los manifestantes como signo de tener toda la disposición en este gobierno para agotar hasta el último tramo del diálogo.
Dijo la gobernadora: a través de la política de diálogo que distingue a este gobierno, sin represión ni confrontación, logramos la liberación de 13 servidores públicos retenidos, a quienes ya se brinda atención médica para garantizar su buen estado físico. Mediante una mesa de trabajo que instruí llevar a cabo, construimos acuerdos con los manifestantes, siempre, como se ha privilegiado, dentro del marco de la ley”, abundó Salgado Pineda.
Expresó: “en el gobierno del estado de Guerrero seguiremos avanzando en la ruta del diálogo y la legalidad, priorizando el bienestar del pueblo. Luchamos por la justicia social; encima de la ley nada, fuera de la ley nadie”.
Así ha maniobrado su gobierno con otros casos como los de Acapulco, concretamente el incendio del principal mercado; las localidades de San Miguel Totolapan y El Durazno, en Tierra Caliente, y en Puerto del Gallo, municipio de Heliodoro Castillo.
Habría que estar permanentemente, como dicen los guerrerenses, bien curtidos en diálogo y tolerancia para lo que venga, porque este estado ha sido históricamente como campo minado.