Llama el arzobispo Leopoldo González a proteger a la sociedad de quien la daña
Por: Héctor Briseño.
El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, advirtió que “la gravísima impunidad en la que permanece la inmensa mayoría de los delitos cometidos, para nada ayuda a fortalecer en las personas la decisión de no hacer mal”, y recalcó que proteger a la sociedad de quien la daña, es un deber irrenunciable de la autoridad.
En su comunicado quincenal, el arzobispo de Acapulco insistió que es necesario mejorar la estrategia en el cuidado de la sociedad, y señaló que las instituciones tienen tarea por realizar para garantizar la seguridad y la paz, pues el Estado de Derecho es indispensable.
Expresó que “es necesario mejorar la estrategia en el cuidado de la sociedad. Nos lo hacen ver los hechos violentos que conocemos en las noticias”, e insistió que no basta la presencia de más soldados y más guardias, pues no pueden estar en todas partes, y quien tiene la intención de dañar, busca el momento en que no están.
González González manifestó que “nuestros padres no andaban con nosotros en todas partes, pero bien sabíamos que si actuábamos mal, ellos se enterarían y nos pedirían cuentas. Proteger a la sociedad de quien la daña con crímenes y delitos es deber irrenunciable de quien, por su cargo de autoridad, tiene la obligación de cuidar de ella”.
Añadió que quien ha cometido un crimen o delito, conforme a derecho, ha de recibir la oportunidad de recapacitar, cambiar de conducta, resarcir en la medida de lo posible el mal causado y luego volver a la sociedad.
González González dedicó su comunicado quincenal al mes patrio.
El arzobispo de Acapulco mencionó que el anhelo de una patria mejor se ha de convertir en esfuerzo por construirla, y en las manos de cada persona hay una tarea por realizar para lograrlo.
Para ello, González González pidió a las personas liberar su mente y corazón de todo aquello que lleve al odio, a la venganza, a la ambición, a la violencia y al daño de la dignidad humana.
“Si fundamentamos la auténtica libertad humana en la verdad y en el amor, no sólo las familias, sino las estructuras sociales, serán espacios transformadores ante los males que nos aquejan. Nuestra patria será el amplio espacio de respeto a la vida, de reconciliación, de unidad, de justo desarrollo y de superación en el bien común”, indicó el arzobispo.