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Articulos El Guerrero 6 diciembre, 2023 (Comentarios desactivados) (97)

Cuestiones de peso 

Haciendo propósitos 

Manuel Nava 

El tema central de los próximos meses será la reconstrucción de Acapulco. La cuestión de peso es que no se trata de un reto sencillo que pudiera lograrse a corto plazo. Lo que se ve inevitable es que será heredado al siguiente gobierno. En una primera fase, el gobierno federal y representantes del sector privado fijaron como objetivo la realización de tres eventos: el Abierto Mexicano de Tenis, la Convención Nacional Bancaria y el Tianguis Turístico. La táctica es recuperar al menos un 30 por ciento en la capacidad de hospedaje de tres cadenas hoteleras importantes, generar una derrama económica que opere como palanca para dinamizar a la economía local y proyectar la afluencia de paseantes en Semana Santa. Existen dos eventos que podrían ser catalizadores: el periodo vacacional de fin de año y la gala pirotécnica. En ese lapso la micro y pequeña hotelera, aquellos establecimientos que resultaron menos dañados, podrían generar una oferta para los paseantes del valle de México. La estrategia es posicionar a Acapulco con posibilidades de recibir a los paseantes. No quiere decir que habrá una recuperación total, sino resaltar que hay posibilidades de lograrlo. Debe quedar claro que el desafío que se tiene no se va a resolver como una carta a Santa Claus o a los Reyes Magos. Tampoco es un asunto circunscrito a la voluntad. Es algo tan enorme como lo fue Otis con su capacidad de destrucción. La suma de esfuerzos de los tres órdenes de gobierno, ciudadanos y sector privado debe tener claro que el objetivo trasciende a tener hospederías y negocios operando al 100 por ciento. Se trata de construir una nueva normalidad y salvar la marca Acapulco. Hay una lección pendiente por aprender desde la pandemia del coronavirus y que la normalidad a construir debe pasar por armonizar la relación entre la actividad productiva, nuestro hábitos y formas de vida con la naturaleza, deben ser armónicos. Atentar contra ella es hacerlo contra nosotros mismos. Para alcanzar la nueva normalidad se debe pensar más allá de reconstruir inmuebles con vocación de hospedaje. Se necesitan criterios de construcción que reconozcan la vulnerabilidad ambiental que tiene la ciudad y que ignorarlas implica un paso seguro al desastre, a la pérdida de vidas humanas y materiales. Esto pasa por hacer una profunda revisión a los protocolos de Protección Civil y a los presupuestos que se destinan para prevenir los riesgos, más que para reaccionar ante ellos. Las amenazas no son sólo los movimientos sísmicos, sino también los hidrometeorológicos y las sequías, entre otros. La actividad económica local trasciende a los hoteles. La derrama de los paseantes se traduce en salarios y transacciones comerciales con los servicios complementarios que se traduce en capacidad de consumo e impuestos, que se convierten en servicios públicos. El empleo es una arista que debe cuidarse en esta problemática. Una crisis laboral acentuaría tensiones sociales.