Ex priístas cambiando de barco
Isidro Bautista Soriano
La salida de priistas como los ex gobernadores del Estado de México y Oaxaca, Eruviel Ávila y Alejandro Murat, y entre los que iban algunos guerrerenses, no es más que una cosa normal. ¿Por qué el presidente López Obrador no reprobó su entrada al barco de Morena? Pues porque conviene dar el golpe mediático de que la nave del PRI va hundiéndose cada vez más, aunque en sus adentros los rechace. Eruviel y Murat seguramente no se suben al nuevo barco con el propósito de hacer ganar a Morena, sino para buscar algún rincón donde refugiarse, y evitar cualquier riesgo de ser fiscalizados. Así hay otros que quieren protegerse, y no optan por cargos de elección popular o en la administración pública. Quieren librarla, y harán como que trabajan de activistas o promotores del voto con uno o dos eventos significativos en los estados que gobernaron. Está visto que en Morena los priístas no son bien aceptados aquí y en China, con rarísimas excepciones. En otros casos, concretamente en Guerrero, ha habido priístas que abandonan las filas de su partido por los achaques que le ven: que va en picada, que no tiene recursos, que no le alcanza ni para pagar la nómina, y optan por abandonar el barco, y treparse a otro. Morena es el que tiene mejor timón. ¿Por qué no se van al PAN, Movimiento Ciudadano, PT o al Verde? El dirigente del PAN de Guerrero, Eloy Salmerón Díaz, acaba de declarar en entrevista radiofónica de Chilpancingo que su partido está abierto a la sociedad para darles candidaturas, y lo mismo los otros institutos políticos. Han dicho en todas las deserciones que se van porque los grupos o corrientes internas no les reconocen su fuerza política merecedora de candidatura, y si así fuera el caso, pues bien podrían subirse a cualquiera de las naves de los otros partidos. Hay quienes con toda razón o incluso con berrinche, pero no se van, congruentes con sus ideales. Eruviel decía que Claudia Sheinbaum no tenía la “capacidad” para gobernar la Ciudad de México, y hoy le aplaude. Las renuncias siempre se han dado. Ángel Aguirre se fue del PRI y se hizo candidato a gobernador de Guerrero por el PRD, y ocurre también hasta en las mejores familias. La aún senadora Lucy Meza Guzmán dejó Morena, y será candidata a gobernadora de Morelos por PRI-PRD-PAN. Sin embargo, los partidos deberían hacer el esfuerzo de cobijar a todos, y valorar las condiciones políticas de los posibles candidatos, aunque no pertenezcan a determinado grupo. Mario Moreno ahí se mantiene, aunque no recibió el cargo de dirigente del PRI, como muchos creyeron que lo merecía. Hay muchos priístas que no son llamados a reincorporarse con el capital político que tengan. Cuauhtémoc Salgado Romero tuvo diferencias en algún momento como las de Aguirre con los ex gobernadores René Juárez y Rubén Figueroa. Hoy Aguirre come en la misma mesa que Figueroa, como ocurrió en la celebración del cumpleaños de éste. Nadie se le acercó al político calentano, de quien nadie le puede negar su talento o presencia política, como muchos otros, y mejor se fue. El PRI no está para restar, e igual todos los partidos en todos los procesos electorales, pero, como muchos dicen, la política es así, y así será: cambiando de piel, o cambiando de barco.