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Articulos El Guerrero 27 diciembre, 2023 (Comentarios desactivados) (122)

Cuestiones de Peso 

Otis hasta en la cena 

Manuel Nava 

Uno de los temas recurrentes en la cena de noche buena fue la experiencia de lo vivido aquel 24 de octubre cuando el huracán Otis configuró un escenario de pesadilla en la ciudad. Hay quienes se apegan a las tesis del complot asegurando que lo inoportuno de los avisos eran parte del plan. Los datos duros nos permiten llegar a una conclusión: los efectos del cambio climático cada vez son más intensos. En tan sólo 12 horas el huracán Otis pasó de ser una tormenta tropical a un huracán categoría 5, algo sólo visto en la historia en 2015 con el huracán Patricia. La tragedia vivida no podía ser pronosticada y por tanto esta joya turística de México no pudiera prepararse para recibir el impacto. El puerto quedó incomunicado, con zonas devastadas, con la infraestructura de servicios estratégicos como el suministro de la energía eléctrica, las telecomunicaciones el abastecimiento de agua los servicios financieros quedaron inoperantes. Fuera del dramatismo, es necesario poner atención en el mensaje que el fenómeno natural nos envió. En principio, reforzando lo señalado del factor del cambio climático, una cuestión de pesos está en la urgencia de prepararnos mejor frente a desastres naturales. Otra cuestión de pesos es la de unirnos en la adversidad para construir una comunidad más robusta y cohesionada. La educación no es sólo una transferencia de conocimiento; es un pilar de seguridad, un retorno a la normalidad, y una fuente de esperanza en tiempos de crisis. Por lo tanto, una tercera cuestión de peso radica en que cada escuela debería tener un plan de emergencia que incluya evacuación, primeros auxilios y apoyo psicológico. La infraestructura debe ser revisada y fortalecida, y los gobiernos deben incorporar mecanismos para introducir la gestión de riesgos y la resiliencia como aspecto clave. El humano es un ser emocional. En una situación de crisis puede ser muy generoso, pero bajo otras circunstancias ese mismo ser reacciona con violencia y egoísmo. Hemos estado viviendo las dos caras del fenómeno. No se puede ni se deben soslayar los actos de generosidad demostrados en los días más difíciles luego del impacto del huracán. La generosidad y solidaridad que surge tras un desastre natural son fundamentales. Esta solidaridad no sólo alivia el sufrimiento a corto plazo, sino que también contribuye a la formación de una mejor personalidad. La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo. ¡He ahí la diferencia! No se trata de ignorar la bajeza de otras acciones que se realizaron, la idea es subrayar lo rescatable y aquello susceptible de mantener y hacerlo más cotidiano. La magnitud del destrozo no se hubiese podido aminorar sin la convergencia de los tres niveles de gobierno. Hace falta mucho por hacer, nos estamos incorporando, pero lo logrado en 60 días es razonablemente aceptable. Aún tenemos ganas de recuperar la vertical y volver a estar de pie, con firmeza. Eso no puede ser un regalo de Santa Claus o de los reyes magos.