Felipe Carrillo Puerto, el socialista
Sergio Lugo
En 2019, durante un recital, mi camarada Ricardo González me preguntó que sí conocía la canción que estaba de fondo, le respondí que no, me dijo que se llamaba Peregrina, y me explicó que Felipe Carrillo Puerto se la mandó componer a Alma Reed, su amada periodista. Así conocí al que fue gobernador de Yucatán, de 1922 a 1924. Sobre Alma, recomiendo el libro Peregrina, de Michael Schuessler. Carrillo Puerto nació en Motul, Yucatán, en 1878. Apoyó la Revolución Mexicana, pero, sobre todo, fue un seguidor de Emiliano Zapata, estuvo en la Comisión Agraria en Cuautla, después platicó con el revolucionario en 1914, en Milpa Alta, D.F. Decidió llevar a Yucatán el ideario zapatista. En 1915, Venustiano Carranza envió a Yucatán al general Salvador Alvarado para que fuera gobernador. El militar llegó a combatir a la casta divina, esos dueños de las haciendas que se decían enviados por el Dios católico para tener de esclavos a los mayas para trabajar en el henequén. Esa élite era blanca, violaban a las mujeres en contubernio con la Iglesia y Porfirio Díaz. Recomiendo la película Casta divina, con Ignacio López Tarso. Salvador se dio cuenta que lo que más perjudicaban a los pobres eran el fanatismo religioso y el alcohol. No sé sí sea verdad, pero dicen que a la iglesia principal de Mérida la convirtió en un establo. Alvarado apoyó a Carrillo Puerto, juntos organizaron el que más tarde sería el Partido Socialista del Sureste, con una base obrera y campesina. Su símbolo era un triángulo rojo. Recomiendo la película Peregrina, con Antonio Aguilar. En 1920, Álvaro Obregón llegó a la presidencia de México. Al poco tiempo, Felipe Carrillo Puerto fue nombrado gobernador, desarrolló una especie de “socialismo zapatista yucateco”. Hablaba maya y tradujo la Constitución a esa lengua. Fundó la que hoy es la universidad del estado. Abrió el camino para Chichen Itzá. Con las Ligas de Resistencias educó al pueblo. Armando Bartra en su libro Suku ún Felipe (FCE. 2020) escribió: “En los lunes rojos –relata Edmundo Bolio– se fomentó el feminismo, el control natal y el anticlericalismo (católico)…”. Y sobre la tierra: “La visión del indianismo yucateco vislumbraba un orden de comunidades, cooperativas y productores libres”. Y sobre la educación, en una carta de Felipe a Calles le informó: “Se ha implantado la escuela racionalista, desterrando los sistemas basados en el fanatismo religioso”. Mi amiga Miriam Saldaña, militante del PT, me compartió su tesina, la cual recomiendo, (ojalá ese partido la imprima y la divulgue) se titula Influencia política de Felipe Carrillo Puerto durante y después de la Revolución Mexicana. Ahí escribe acerca del feminismo: “Felipe fue un defensor de la igualdad de género y trabajó en la promulgación de las leyes que otorgaran a las mujeres el derecho del voto. Intercesor del sufragio femenino y promotor de su participación. Implementó políticas como la protección de los derechos laborales de las trabajadoras y el acceso de las niñas a la educación”. En 1923, De la Huerta se levantó contra Obregón, entonces la casta divina se aprovechó y con el general Juan Ricárdez Broca fusilaron a Felipe Carrillo Puerto el 3 de enero de 1924. AMLO irá ese día a Motul, para declarar el 2024 como el Año de Carrillo Puerto. William Carrillo es bisnieto de Nicolás Carrillo, quien fue primo de Felipe. Hay condiciones para realizar otra revolución “carrillista” en Yucatán, pero tenemos el mismo problema de hace cien años: el pueblo no tiene armas, y por eso, asesinaron al gobernador. Ojalá, López Obrador comprenda la lección.