Cuesta arriba 

Manuel Nava 

Contra lo que esperaban algunos, las celebraciones de fin de año en Acapulco no se detuvieron. A poco más de dos meses del paso del huracán Otis, este destino de playa fue el punto de visita de numerosas personas que consideraron al acudir a este balneario podría representar la mejor forma de cerrar el 2023 con amigos y familiares. Las imágenes de las playas, la Costera y la Escénica llenas de personas que disfrutaron la gala pirotécnica son irrefutables. Los momentos emotivos con gritos y vítores cuando se mostraron los letreros de agradecimiento, particularmente al escucharse el grito de “Te queremos Acapulco” fueron un gran aliciente para quienes enfrentamos la tragedia. La cuestión de peso es no embriagarnos con ello y ubicarnos con pies firmes ante los momentos que están por venir. Se trata de obstáculos en materia económica, los cuales incidirán sobre las tareas de reconstrucción y reanimación de la actividad productiva en el municipio. Debe precisarse que no son exclusivos de Acapulco o de la entidad, sino que forman parte de un contexto nacional. 1.- La falta de presupuesto asignado al desastre causado por el huracán Otis y la imposibilidad legal de utilizar los recursos de la Tesorería (al no estar en el Presupuesto de Egresos de la Federación) complican la recuperación, reconstrucción y rehabilitación de Acapulco y las otras ciudades y regiones gravemente afectadas. 2.- Los cálculos más conservadores estiman que se necesitarían no menos de 270 mil millones de pesos para reconstruir las edificaciones destruidas por Otis. 3.- Sin embargo, no todos los recursos corresponden aplicarlos al gobierno federal. Algunos negocios y hospederías son propiedad de empresarios con mucha solvencia y ellos tendrían que asumir los costos ya que se trata de unidades económicas privadas y no públicas. 4.- Una parte del sector privado en las condiciones antes descritas lo aceptó aunque puso mucho énfasis en señalar la necesidad de superar en lo más posible los problemas de inseguridad tanto a nivel local como del estado. 5.- A pesar de las descalificaciones que se han vertido sobre Acapulco, continúa siendo una opción de inversión lo cual implica condiciones de rentabilidad, es decir la actividad económica en este puerto aún genera utilidades. 6. Ante la escasez de materiales de construcción y aumento de precios en Acapulco y Coyuca, en Guerrero, demandados para la reconstrucción de las ciudades después de los efectos del huracán Otis, la Secretaría de Economía dialoga con empresarios para que mantengan precios justos en más de 100 productos para obra gris, negra y blanca. 7.- La mano de obra también se ha encarecido y escasea. Muchos de quienes ejercen algún oficio se encuentran dedicados a la reconstrucción de sus hogares o los apoyos monetarios les desalientan a contratarse. Hay quienes toda su vida se han dedicado a labores de hotelería y restaurantes y fuera de Guerrero están consiguiendo contratos. Pero esa escasez se vuelve oferta y hay quienes llegan a Acapulco para llenar esos vacíos laborales. Siempre se dijo: reconstruir Acapulco no será tarea fácil, pero toda crisis genera nuevas oportunidades.