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Cultura El Guerrero 12 enero, 2024 (Comentarios desactivados) (80)

Rinden homenaje en Tecpan a la activista María de la O por el aniversario 142 de su natalicio 

Es reconocida como una de las luchadoras sociales más importantes de México 

Rodolfo Valadez 

Su nombre está inscrito con letras de oro en el Congreso de la Unión y sus restos descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres en la capital del país. Es reconocida como una de las luchadoras sociales más importantes en la historia de México y su lucha ayudó a abrir las puertas a los derechos que actualmente gozan las mujeres mexicanas. María de la O Barriga nació el 11 de enero de 1882 en Nuxco, comunidad del municipio de Tecpan, pero su vida y lucha las realizó en Acapulco y otras ciudades del país. Sus padres fueron Mercedes Barriga Rodríguez y Atala de la O. Cuentan los familiares una anécdota que, para muchos, revela la esencia de su ideología y personalidad: durante su campaña política, el general Gabriel Guevara, quien gobernó Guerrero de 1933 a 1935, se comprometió con los luchadores sociales de esa época a respaldar el activismo social. Fue entonces cuando María de la O Barriga, importante luchadora social en esos años, le preguntó: ¿y qué pasa si nos falla?, “me escupe la cara”, le respondió el candidato. Sin embargo, cuando ganó la elección y ascendió al poder, Gabriel Guevara le dio la espalda a la lucha social y hostigó y asesinó a campesinos que exigían justicia en la entidad. Ante eso, María de la O solicitó una audiencia con el mandatario estatal y cuando lo tuvo frente a ella, sin decir palabra le escupió la cara. Cuando los guardias intentaron aprehenderla, el gobernador gritó: “déjenla, yo sé por qué lo hizo”. Su vida la dedicó a la defensa de los que menos tienen, en especial de los campesinos y las mujeres, para lo cual se relacionó con destacados líderes sociales guerrerenses y del país, como Juan, Francisco y Felipe Escudero, con quienes organizó a obreros y campesinos para defenderlos gratuitamente en su bufete particular; o los hermanos Amadeo y Baldomero Vidales, con quienes militó en el Partido Obrero de Acapulco y los respaldó en su Plan del Veladero, en el que exigían el reparto de grandes latifundios y el fomento de la educación, o el ex presidente de Cuba, Fidel Castro. Cuenta Humberto Cisneros Serna, habitante de la localidad, que en una ocasión, al encontrarse enferma, los dirigentes políticos de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas y Soviéticas (URSS), enviaron al hospital en el que estaba en la Ciudad de México a doctores rusos para que la atendieran, pero ella se negó a recibirlos diciendo: “no es posible que afuera esté el pueblo sufriendo y yo aquí atendida por los mejores médicos”. A pesar de la difícil situación económica de su familia, combinada con la ausencia de su padre, de niña, María de la O no pudo asistir a la escuela, incluso, para salir adelante se casó con Antonio Rodríguez Castañón cuando tenía 17 años. Él era estudiante de derecho y fue su más fuerte influencia ideológica de rechazo a las desigualdades sociales que a principios del siglo pasado eran muy marcadas en Guerrero. Esa influencia moldeó su pensamiento y la impulsó a prepararse por su cuenta, inclinándose por la abogacía, donde defendió a mujeres, campesinos, obreros y gente desprotegida, ganándose el título de abogada de los pobres de parte del entonces gobernador de Guerrero, Gerardo Rafael Catalán Calvo, como una muestra de la admiración que le tenía. Tras la muerte de su esposo, decide abogar por su cuenta y ganó su primer caso cuando evitó el encarcelamiento de una familia de El kilómetro 30, a quienes el gobierno estatal intentaba despojar de sus tierras. Asimismo, en un congreso celebrado en Iguala en 1933 denunció el encarcelamiento arbitrario en Acapulco de dirigentes campesinos acusados de agitadores, caso que tomó por su cuenta y que ganó meses después. De la mano de Amadeo Vidales dirigió las organizaciones escuderistas y organizó la Unión Fraternal de Mujeres Trabajadoras de Acapulco. Quien es catalogada una de las luchadoras más importantes del siglo pasado en México murió el 18 de junio de 1956 y aunque sus restos fueron sepultados en el panteón San Francisco de Acapulco, después fueron trasladados a la Rotonda en la Ciudad de México. Familiares y autoridades municipales rindieron homenaje a la activista por el aniversario 142 de su natalicio en un acto celebrado en Nuxco su ciudad natal.