El zedillismo retrógrada
Sergio Lugo
Ernesto Zedillo regresó a nuestro país, para dictar una conferencia y atacar a Andrés Manuel López Obrador, sin responder a las preguntas que el mandatario le lanzó, en especial, sobre por qué aprobó el Fobaproa (con los votos del PRI y PAN), esto es que, convirtió a la deuda de los banqueros, en deuda pública. Otra, por qué les quitó la pensión completa a los trabajadores. Y, por qué privatizó los ferrocarriles. La respuesta es que Zedillo es neoliberal. El priísta se enojó y a los que somos seguidores de AMLO nos dice “populistas”, y que idolatramos al tabasqueño, y que “somos retrógradas”. Al mismo tiempo, da entender que presidentes como AMLO no son democráticos, sino autoritarios. Entonces que Zedillo explique por qué permitió el fraude electoral de Roberto Madrazo del PRI, para quitarle la gubernatura de Tabasco a López Obrador, en 1994. Zedillo nunca castigó a su compadre Rubén Figueroa, cuando mandó asesinar a 17 campesinos en Aguas Blancas, en 1995. El tirano fue él cuando dejó que grupos paramilitares del PRI asesinaran a 45 indígenas inocentes en Acteal, Chiapas, en 1997; no castigó a ninguno, a pesar de que días antes Ricardo Rocha, en un reportaje, alertó que varios indígenas estaban desplazados por grupos terroristas del PRI. A los que estábamos en contra de la globalización (que empresas privadas internacionales se apoderaran de nuestra soberanía) nos llamaba “globalifóbicos”, y con justa razón, porque le regaló nuestros ferrocarriles a una compañía gringa, donde fue directivo. ¿Acaso todo lo anterior, no fue sinónimo de un gobierno retrógrada? Zedillo acusa que con la 4T no hay división de poderes, o que corren peligro los demás poderes, como el Judicial. Fue Zedillo quien quitó a todos los magistrados de la Suprema Corte de Justicia e impuso a nuevos, de ahí viene Olga Sánchez Cordero. ¿No fue autoritarismo? Según el periodista Raymundo Riva Palacio, asegura que López Obrador ataca a los periodistas y a la libertad de prensa por el caso de la neoliberal Azucena Uresti, que, aunque ella, y, sobre todo, Milenio, ya aclararon, que se fue, porque tendrá un mejor trabajo en Radio Fórmula, pero aún así, insiste en culpar a AMLO. Ya lo ha declarado Carlos Alazraki, que lo que se necesita para destruir a Morena, es la propaganda de mentiras. Con Zedillo, por medio de TV Azteca (Lilly Téllez era una de sus reporteras), denostaron a Cuauhtémoc Cárdenas en 1999 cuando fue jefe de Gobierno. Pero hay un problema: varios candidatos y militantes de Morena, son neoliberales, y en el fondo, son “zedillistas”, por ejemplo, Óscar Cantón Zetina, quien, en 1995, como diputado federal del PRI, festejó –ahí está la foto– junto con Humberto Roque Villanueva (y su famosa “Roque-señal” obscena) el aumento del IVA del 10 al 15 por ciento. Ahora es diputado por Morena, y será candidato a senador por Tabasco. En Yucatán impusieron al clavadista Rommel Pacheco como candidato a alcalde de Mérida, cuando siendo diputado del PAN, votó en contra de la reforma energética de AMLO y también lo festejó. Al mismo tiempo, es candidato a diputado local por Mérida, también por Morena, el joven Chafi Jacobo Habchi, quien difamó sexualmente a una muchacha en Playa del Carmen. Además, no es de izquierda, su familia es libanesa capitalista. Chafi en la interna apoyó a Ebrard y denostó a Sheinbaum. En Baja California, Marina del Pilar intentó aliarse con Jorge Hank, del PES, quien comparaba a las mujeres con animales y las veía como trofeos sexuales. Acusado de mandar asesinar al periodista El Gato Félix. Es hijo de Carlos Hank, de los caciques del PRI del Estado de México. Morena debe postular candidatos de izquierda, no a retrógradas neoliberales.