1999: El éxodo a la CDMX cambió la democracia en Guerrero ¡Hay Toro!
¡El Toro se alegra cuando se topa con sus seguidores que fueron al éxodo!
Clemente Martínez Rendón
He escrito sobre la mística de Félix Salgado Macedonio y el arte que utiliza para hacer política, como él mismo la concibe, que es una ciencia. Algunos de mis lectores, incluso amigos, me critican por qué lo defiendo. Su servidor les contesta de manera contumaz: “Yo no defiendo al Toro, él sabe defenderse solo”.
El éxodo a la Ciudad de México, en 1999, fue para protestar de manera pacífica por el fraude electoral que se cometió el 7 de febrero de ese mismo año, cuando Félix Salgado Macedonio contendió para la gubernatura de Guerrero, ante el finado René Juárez Cisneros.
El Toro anunció que el 7 de marzo de 1999 saldrían en caravana a la Ciudad de México, pero puso una condición, que se tenían que reunir 20 mil manifestantes, y lo logró, salieron caminando de la capital, Chilpancingo de los Bravo. Félix Salgado Macedonio rompió un paradigma de la democracia en nuestro estado libre y soberano de Guerrero, los guerrerenses se hicieron escuchar.
Hoy, 25 años después del éxodo a la Ciudad de México, con Félix Salgado Macedonio haciendo campaña electoral para el Senado de la República y haciendo trabajo en territorio a ras de suelo, se los está volviendo a topar, es increíble cómo llegan con sus diplomas y credenciales que en ese entonces les dio el PRD, por haber asistido en aquella marcha histórica.
Félix Salgado Macedonio los ve llegar y de inmediato les pide que suban al templete y den unas palabras de aliento a los asistentes en cada evento que se lleva a cabo; me tocó mirarlos en los Bajos del Ejido, en Acapulco (colonia La Máquina), Chilpancingo de los Bravo, Ciudad Altamirano y Teloloapan, después de 25 años su lealtad al Toro sigue intacta, siguen al líder que nos dio esperanza para que pudiésemos ver la llegada de la democracia en Guerrero.
En los Bajos del Ejido, fueron varios (entre hombres y mujeres) quienes narraron sus historias. Un señor de la tercera edad dijo: “A mí me tocó cocinar para las 20 mil personas que caminamos a la CDMX”; otras mujeres de esa localidad dijeron que ellas servían la comida y la repartían.
En la colonia La Máquina me topé con una mujer que traía un diploma de dicho evento y le pregunté: “¿Usted fue al éxodo?”. Su respuesta fue: “¡No!, fue mi padre quien acompañó a Félix Salgado Macedonio, hoy le vengo a refrendar mi apoyo y lealtad al Toro”.
A esa mística me refiero cuando hablo de Félix Salgado Macedonio, del estratega que al paso de los años, ha sabido capitalizar todo el cariño que le profesan sus seguidores, pero me viene una pregunta a mi mente, ¿Habrá otro líder o líderes, como el Toro, en Guerrero? Quizás sí, pero al menos yo no los conozco, al único que me puedo referir y que es una leyenda viviente, es el ingeniero Salgado Macedonio.
Félix Salgado Macedonio, como todo ser humano, tiene su familia, ya que es un líder de carne y hueso; en los eventos habla que tiene siete hijas, yo conozco nada más, primeramente a Evelyn, Liz, Estrella Marina, Celeste y María del Sol; en Iguala conocí a una que dice que vive en Estados Unidos, y me faltaría una.
Pero, ¿por qué las menciono?, Uno ve al Toro de lejos, pero ellas vivieron de cerca, el peligro que corría su padre al encabezar dichas protestas.
Del Toro se podrán decir muchas cosas, pero lo primero que debemos de reconocer es que ha sido un líder que ha estado en todo momento en la historia democrática de Guerrero; Félix Salgado Macedonio sigue vigente después de más de 25 años de lucha, y para no irme en blanco, ¡Hay Toro!