En perspectiva Guerrero y el Plan C
Citlali Calixto Jiménez
Tal como han sostenido diversos analistas, el proceso electoral del 2024 (el más grande de la historia) fue prácticamente un referéndum sobre la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador. Así lo planteó él en marzo de este año al hablar del “Plan C” como alternativa para sacar adelante las últimas reformas constitucionales de su mandato y reforzar la Cuarta Transformación.
Este plan, ideado desde la lógica de un estadista, era muy simple y a la vez complejo. Consistía en pedirle al pueblo que votara en todas las boletas electorales por la coalición Sigamos Haciendo Historia. En palabras del propio presidente de la república, “que no se vote por el bloque conservador para que siga la transformación, ni un voto a los conservadores, sí a la transformación”. De esta manera se podría alcanzar la mayoría calificada en el Congreso de la Unión para sacar adelante reformas clave para continuar con el proceso transformador y humanista iniciado en el 2018.
Ese fue el llamado del líder nacional e histórico de nuestro movimiento. Esa fue la petición de un presidente de la república a su pueblo. ¿Qué sucedió en el país y en Guerrero? Pongamos en perspectiva los resultados electorales para entender qué paso y reflexionar sobre lo que sigue.
La confianza del presidente en alcanzar la meta de la mayoría calificada se basaba en los altos niveles de aprobación que tenían él y su administración. En algunas encuestas se registraba hasta 80%. No estaba errado, su popularidad y la percepción social de su trabajo político y de gobierno se reflejó en el voto contundente con el que logramos que una mujer -por primera vez en la historia nacional- llegue a la presidencia de la república. Además, la candidatura de la doctora Claudia Sheinbaum fue la más votada en toda la historia alcanzando cerca de cinco millones de votos más que los obtenidos por Morena en el 2018.
Por si fuera poco, los resultados indican que la mayoría calificada en la Cámara de Diputados está asegurada y en el Senado de la República es altamente probable que así sea. Ciertamente, para alcanzar la meta del Plan C contribuyeron muchos factores. Desde la preparación, liderazgo y excelente campaña que realizó la candidata presidencial hasta el desempeño de gobiernos locales y el trabajo electoral de los partidos de la coalición a nivel territorial.
En esta labor sobresale Guerrero por ser uno de los cinco estados de la república en los que la doctora Sheinbaum tuvo una votación superior al 70%. Niveles de sufragio que rebasaron los diez puntos porcentuales respecto al resultado nacional. Al cierre del PREP la votación era de 71.49%, solamente por debajo de Quintana Roo (72.37%), Oaxaca (76.33%) y Tabasco (80.12%). Como se puede apreciar la votación más elevada se registró en la tierra del presidente López Obrador.
En Guerrero la elevada votación no es casual. Me consta que mi partido realizó una labor impecable e incansable, sobre todo a ras de suelo, cara a cara con el pueblo guerrerense. Además, como a nivel nacional, la percepción social del desempeño gubernamental es sobresaliente. De acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental del Inegi (2023), el 58.3% de las y los guerrerenses confía plenamente en el gobierno estatal. Esto nos coloca en el cuarto lugar nacional. Cabe señalar que el promedio nacional de confianza es de 48.2%, el registro más alto es de 62.9% y el más bajo de 35.1%. Así que son extraordinarios números para la gobernadora, Evelyn Salgado Pineda y el pueblo guerrerense.
Guerrero fue clave para hacer realidad el Plan C, pero también fue beneficiado. En la integración de la 64 Legislatura nuestro movimiento y la coalición alcanzará 23 curules de mayoría relativa. Si a ello sumamos la asignación por representación proporcional, podemos prácticamente asegurar la mayoría simple (24) e inclusivo se podría alcanzar la calificada (31). De esta manera Guerrero sigue haciendo historia. En el pasado proceso electoral lo hicimos con la llegada de la primera mujer gobernadora y la integración de la primera legislatura paritaria.
No tengo la menor duda de que todo lo bueno de la 63 Legislatura -paridad de género, pluralidad, compromiso, voluntad de diálogo y propensión a la construcción de acuerdos- se multiplicará para la siguiente. El pueblo votó para integrar una 64 Legislatura con predominio de representantes del movimiento transformador y humanista. Sin embargo, como integrante de mi grupo parlamentario y representante popular, les puedo decir que seguiremos buscando la construcción de acuerdos, idealmente hasta alcanzar la unanimidad.
Así lo hicimos en la legislatura que pronto terminará, aún en asuntos complicados sumamos voluntades y logramos votaciones unánimes anteponiendo el bienestar del pueblo. El estándar democrático ha quedado alto, pero tengo plena confianza de que lo superaremos. Estoy convencida de que las mayorías deben ejercerse con responsabilidad y con profundo respeto a las minorías políticas. Todos los grupos parlamentarios, sin importar su tamaño, representan a un sector de la sociedad.
En suma, este voto masivo y contundente es una expresión de confianza y respaldo al movimiento. Es la respuesta a la petición presidencial, es el Plan C hecho realidad. Ahora bien, la mayoría calificada implica un gran poder transformador, facilita los cambios constitucionales. Tocará ejercerlo con responsabilidad y compromiso democrático, legislando por y para el pueblo.