Se presenta la célebre poeta centenaria uruguaya Ida Vitale en la Filuni de la UNAM
Redacción
La célebre poeta centenaria Ida Vitale (Montevideo, 1923) fue el centro de un momento memorable en la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (Filuni).
Durante la charla inaugural titulada “Érase un bosque de palabras”, Vitale compartió sus reflexiones sobre la literatura y la vida con más de 200 asistentes. “No hay nada más tentador que un límite”, afirmó, provocando un torrente de pensamientos y aplausos entre el público.
Considerada una de las figuras más influyentes de la literatura en lengua española, la autora uruguaya expresó su inclinación hacia la prosa, a pesar de ser más conocida por su poesía. “La prosa es lo que más me importa en el mundo. Me llevo más o menos bien con la poesía, pero la prosa, con todas las dificultades que me plantea, lo es todo. La poesía es cosa de ritmo, de bueno o mal gusto”, dijo Vitale, subrayando su profundo respeto por la complejidad de la narrativa y su capacidad para captar la experiencia humana.
Con un tono reflexivo, Vitale compartió su perspectiva sobre el legado literario que todos dejan: “Creo que todos vamos por el mundo destinados a ser un cubito de prosa que queda ahí para siempre”. Sus palabras resonaron en el abarrotado salón Clementina Díaz y de Ovando. Vitale también habló con cariño de sus años en México, adonde llegó en 1974 huyendo de la dictadura militar en Uruguay. Expresó su aprecio por la rica tradición cultural del país y el impacto que tuvo en su vida y obra. “Lo que uno ha hecho importa poco. Me importa volver a recuperar años muy felices, no sólo porque me iba de un país que no estaba en muy buenas condiciones políticas, sino porque llegué a descubrir una maravilla a la que me habían hecho camino. Me acercaron a ese lujo que es la literatura mexicana”, señaló.
Ganadora del Premio Cervantes en 2018, la autora de La luz de esta memoria (1949) comparó la historia literaria de su Uruguay natal con la narrativa mexicana: “Uruguay fue como un país chiquito donde se sabía que nuestra historia era cortita, prolija, limpita y cuidada. México era todo: tenía dos historias, la literal y otra que de repente no aparece organizada en los libros, pero que es básica y es la que asimilamos de pronto por nuestra propia cuenta cuando descubrimos un poder extraordinario, una poesía, una prosa de lujo o una historia cultural sorprendente”.
La escritora llegó al evento 20 minutos antes de lo previsto, iluminando la sala con su presencia. Los asistentes, emocionados por verla, la recibieron con aplausos y vítores. Muchos querían una foto, estrechar su mano, escuchar su voz o simplemente verla sonreír. Con su característica sonrisa, Vitale provocó risas en varias ocasiones, especialmente cuando bromeó sobre los letreros colocados frente a ella: “Ah, es para que sepan quiénes somos”.
También compartió anécdotas sobre su vida y formación literaria, y la influencia de profesores como Carlos Sabater Casti. Admitió que en su juventud no disfrutaba de las obras de Juan Zorrilla de San Martín, pues prefería una poesía “más a la mano”.
Uno de los momentos más destacados fue cuando afirmó: “El azar tiene gran importancia en la vida” y comenzó a leer fragmentos de sus poemas, como Este mundo, Obligaciones diarias y Expectantes palabras. En un gesto inesperado, se quitó los lentes para leer, demostrando que, a pesar del paso del tiempo, su visión literaria sigue siendo fresca y clara. “En mi familia (de origen italiano) eran un poco antiguos. Ahí descubrí que la poesía podía tener su mérito propio y no dependía de una música impuesta”, recordó.
Vitale concluyó su participación con un consejo para las madres de hijos “en edad de ser estropeados”: “Les sugiero que los dejen leer, aunque sean cosas no aptas para ellos. Creo que no hay nada más necesario que leer cosas que uno no entiende. A veces se intuye que no hay que preguntar; los niños no son tan tontos, pues saben cuándo hay fronteras, por esa razón no hay que prohibirles leer nada”. Recordó cómo ella misma se sintió atraída por el primer poema de Gabriela Mistral precisamente porque no lo entendía, pero sentía que marcaba un límite que debía explorar.
Rosa Beltrán, coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM y presentadora del evento, destacó la sabiduría de Vitale y su dedicación a la literatura.
“No cualquiera llega a esa edad, con ese nivel de sabiduría y con ese sentido que le da a sus días. Eso es una gran lección de vida. Nuestra querida Ida vino desde Uruguay y pese a los accidentados pormenores del camino, sus acciones denotan voluntad ética. Desde que la invitamos, ella dijo: a México sí voy”.