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Cultura El Guerrero 21 agosto, 2023 (Comentarios desactivados) (109)

Juana Lara Antonilo es la partera más reconocida de El Súchil, Tecpan

Comenzó a interesarse en ese oficio en la década de los años 50, dice

Rodolfo Valadez

La comunidad de El Súchil, en Tecpan, es la segunda con más población de ese municipio al contar con más de 8 mil habitantes. Juana Lara Antolino asegura que más de la mitad de los habitantes de esa localidad fueron traídos al mundo por ella. A sus 95 años de edad, es la partera más añeja y reconocida de ese pueblo.

“Se puede decir que a mí me tocó hacer que nacieran más de la mitad de los que viven en El Súchil”, afirmó la mujer, quien dijo estar en contra de las cesáreas, porque para ella la mujer debe tener partos normales para que los menores crezcan fuertes y sanos.

Luego de recoger su falda entre sus piernas para sentarse, encendió un cigarro. Después de dos bocanadas contó que comenzó a interesarse por ese oficio cuando la partera de otro pueblo se hizo cargo de sus embarazos. “Me llamó la atención la forma en que me sobaba para acomodarme a la criatura, los cuidados que me daba y la forma en que me ayudó a tener a mis hijos, por lo que después de que me alivié del último decidí ser partera también”, relató.

Tras fumar de nuevo dos veces su cigarro, narró que su carrera comenzó a finales de la década de los años 50, “más o menos cuando tenía 30 años de edad”. A la casa llegaban mujeres de las poblaciones de Nuxco, San Luis San Pedro, Tetitlán, Tenexpa, Aguas Blancas, Rodesia o San Luis de la Loma, “recomendada por otras mujeres a las que atendí, quienes decían que yo era buena como partera, y así poco a poco la gente fue buscándome más”.

Recordó que durante el sexenio de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), viajó a la Ciudad de México a una reunión convocada por la primera dama del país, María Esther Zuno, para asistir a los cursos de capacitación para parteras patrocinados por la Secretaría de Salud federal, en donde además de su capacitación, recibió equipo, medicamentos y las herramientas necesarias para continuar su labor.

Cuando la brasa de la parte final del cigarro casi le quema los labios, dijo cosas relacionadas con su trabajo: “si la mujer en la panza tiene unas rayitas negras, eso indica que será varón, pero si no tiene entonces será mujer, y esa fórmula jamás me ha fallado”, luego tiró la diminuta parte que quedó de su cigarro.

Manifestó que ser partera es un negocio que le dejó muy buenas ganancias. “Anteriormente -abundó- cobraba 50 pesos por sobar, 100 por parto y al paso de los años llegué a ganar hasta mil pesos por aliviar a las pacientes. Hoy, mis piernas ya no me dejan estar de pie mucho tiempo y por eso las mujeres se han ido retirando, aunque aún me gano mis 50 pesos por sobar, porque dicen que soy buena para eso”.

Doña Juana, como también es conocida en la población, sostiene que “mientras Dios me preste vida, seguiré dedicándome a esto, porque si prácticamente fui responsable del nacimiento de al menos la mitad de la gente del pueblo, pues qué otra cosa me queda por seguir haciendo”.